¿Alguna vez has deseado que las fotos de tus vacaciones vieran un poco más nítidas o te has preguntado por qué tu nariz se ve grande en un autofoto?
Dos científicos de la Universidad de Surrey, Inglaterra, se embarcaron en una misión para ayudarnos a sacar el mejor provecho de nuestras cámaras digitales.
Estos aparatos, con sus componentes automáticos y computarizados, representan el pináculo técnico de la fotografía en sus 200 años de historia. Y cada año sale al mercado tecnología más avanzada y más barata.
“Pero todavía es notablemente fácil tomar una mala foto”, le dice a la BBC Radu Sporea.
Sporea y su colega, Andrew Pye, se empiezan a explicar algunos de los principios que le dan un toque de clase a las fotografías.
Perspectiva: el problema del selfie
Un paso clave que con frecuencia se omite, me dice el doctor Sporea, es pensar en lugar de eso en lo que se está tomando la foto.
Usar una cámara digital normal, con una lente gran angular, situada muy cerca del objeto -digamos, a un brazo de distancia- va a distorsionar el objeto en cuestión.
Si se trata de un retrato, el rostro (tuyo o de alguien más) puede aparecer ligeramente protuberante, con una nariz grande y orejas que se desvanecen.
Así que para evitar tomar una foto que parezca el famoso mono del selfie, dar un paso atrás puede marcar la diferencia.
Obviamente esto no es de mucha utilidad para un autorretrato rápido. Pero distanciarse y después hacer zoomde manera que el objeto todavía se ve bien y grande, produce un ‘efecto escorzo’ que hace que todo aparezca pegado y de tamaño parecido.
Aún si no se trata de un retrato, este efecto de escorzo puede crear efectos interesantes, particularmente si los objetos en la foto están a diferentes distancias.
“La manera en que nos movemos alrededor del sujeto es importante”, dice Sporea. “Lo que la gente hace a veces es simplemente quedarse estacionaria y usar el zoom. Pero hacer esto y moverse físicamente no es lo mismo”.
La perspectiva es también la clase de truco para tener en cuenta cuando lo único que hay a mano es la cámara de tu teléfono inteligente.
No obstante, Sporea y Pye son escépticos acerca de la posibilidad de tomar fotos realmente espectaculares con teléfonos.
“No puedes hacer nada pues la cámara del teléfono es completamente automática”, dice Sporea.
Pero se le puede dar algo de vida a la imagen contradiciendo completamente las instrucciones que acaba de describir para tomar un retrato y acercándose mucho, lo cual puede funcionar para comida o paisajes naturales.
“Porque la lente es pequeñísimo y el sensor es pequeñísimo, realmente hay que estar muy cerca para lograr alguna clase de separación”.
Exposición: el tiempo es crucial
La fotografía se crea cuando la luz choca con el sensor. Éranse una vez unos sensores que no eran más que una tira de película: si había mucha luz o muy poca, la foto no serviría y había que botarla.
La tecnología digital significa que podemos volver a tomar la foto sin desperdiciar la película. No obstante, lograr que la cantidad correcta de luz llegue al sensor electrónico -controlar la exposición- sigue siendo crítico.
La mayoría de nosotros conocemos el resultado “lavado” y sombrío de las fotos sobre y subexpuestas, respectivamente.
La forma más obvia de controlar la exposición es cambiar el tiempo de la exposición en cuestión, con el control de velocidad del obturador.
Las cámaras automáticas se ajustan esto automáticamente, pero vale la pena averiguar cómo intervenir.
Una cámara digital también permite manipular su sensibilidad directamente (algo que frecuentemente aparece como ISO en los ajustes de la cámara), lo cual puede resultar útil para mejorar la foto si la escena es muy oscura.
Sporea advierte de los peligros de manipular manualmente el ISO.
“No se trata de un control físico. Estás amplificando electrónicamente lo que está suciendo”, dice. “Y esto tiene sus consecuencias”.
Si la sensibilidad se incrementa al máximo para detectar niveles extremadamente bajos de luz, por ejemplo, la pequeñísima cantidad de luz que choca con el sensor se ahoga por el ruido eléctrico dentro del chip. Amplificarlo todo produce imágenes manchadas de puntos.
“Así que -básicamente- es mejor utilizar el ISO como último recurso”.
Apertura: amplía tus opciones
Otra manera de controlar cuánta luz entra a la cámara es cambiar cuánta usa la lente, ampliando o reduciendo la “apertura”.
Esto produce otros efectos además de cambiar el brillo de la foto; unos que pueden ser muy útiles para jugar con la forma en que se ve la imagen.
Si la apertura es muy pequeña, casi no hay límite a lo que puede enfocarse dentro de una misma toma. La luz que proviene desde cualquier distancia puede concentrarse claramente en el sensor, debido a que las distancias involucradas son mucho más grandes que la extensión del lente utilizado.
Esta es la razón por la cual todo aparece enfocado cuando se usa una cámara estenopeica.
Los fotógrafos llaman a esta propiedad “profundidad de campo”. Y usar una apertura mucho más ancha aplana la escena mucho más, de modo que sólo el área que escojas aparecerá enfocada, y el resto se verá borroso.
A veces esto produce fotos fantásticas, profesionales y atmosféricas.
“Si estás tomando retratos, te conviene una profundidad de campo pequeña, para que sólo el sujeto aparezca enfocado”, dice Sporea.
Así que, en esta situación, Sporea recomienda elegir una apertura grande (que, contrario a lo que pudiera pensarse, en la cámara digital aparece representada por el número más pequeño, ya que el valor es el denominador de una fracción).
“Pero si estás capturando un paisaje, querrás que la mayor cantidad posible de profundidad de la escena aparezca enfocada. Así que reduce la apertura”.
Iluminación: suave es lo mejor
Un último consejo de Sporea y Pye se relaciona con cómo se ilumina la escena, si es que tienes la opción de manipular este elemento.
En particular, además de pensar en la dirección de la luz (por ejemplo, para evitar siluetas a contraluz), la calidad de la luz misma puede hacer una gran diferencia.
“Si tienes una fuente de luz pequeña -incluido el Sol: es grande pero está lejos, así que aparece como un punto- las sombras son muy pronunciadas. Hay una clara separación entre la luz y la sombra”, explica Sporea.
“En suma, evita las fotografías al mediodía o con una luz muy pronunciada”.
Cubrir esa luz con una pantalla o un paraguas, o hacerla rebotar hacia otra superficie, produce una fuente de luz más ligera y las sombras menos prominentes.
Esto no requiere equipos costosos, enfatiza Sporea, quien señala que hasta los fotógrafos de moda improvisan con la luz del sol reflejada en las señales de tránsito.
Experimentar para ganar
En resumen, las recomendaciones de estos científicos -ninguno de los que estudia la luz o los lentes- se reducen a intentar diferentes cosas.
“No te preocupes por la cámara que tienes; eso no es lo que hace las fotos buenas”, dice Sporea. Simplemente experimente con cualquier cámara digital que te permita jugar con algunos de estos ajustes.
En particular, se aconseja tener el valor de abandonar la modalidad “automática”.
“No siempre es confiable”.
A cambio, sugiere intentar un modo “semiautomático”. Muchas cámaras lo tienen, lo que permite controlar la velocidad del obturador o la apertura, mientras que el resto lo ajusta la máquina.
Con este punto de partida, termina la lección.
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