
El Evangelio de San Mateo relata que tres sabios de Oriente emprendieron su viaje de Jerusalén a Belén tras observar una estrella repentina y luminosa en el firmamento. En la narración, la estrella de Belén no funciona como una guía literal, sino como la señal que los sabios esperaban para buscar al “verdadero rey”.
El cuento de los tres reyes magos y la estrella de Belén ha perdurado por siglos. El misterio sobre la verdadera naturaleza de ese astro también. Afortunadamente, la astronomía ha avanzado bastante en los últimos años, a tal grado de poder verificar fenómenos celestes que ocurrieron en el pasado antiguo, según relatos populares. Hoy los investigadores también saben que es relativamente común que una luz intensa aparezca en el firmamento, permanezca por días o semanas y luego se esfume para siempre.
Fuera del Evangelio de Mateo no existen fuentes documentales directas que describan la estrella en Judea hace dos milenios y que permitan estudiar mejor el fenómeno. Sin embargo, otros textos antiguos narran la aparición de estrellas repentinas y brillantes. Incluso en tiempos recientes hemos observado fenómenos similares, como la nova V462 Lupi.
¿Realmente existió una “estrella de Belén”? Actualmente se debaten los mecanismos físicos que pudieron dar origen a una hipotética estrella de Belén, aunque ninguno puede explicarla de manera definitiva. Te dejamos las tres principales hipótesis.
Hipótesis de la explosión cósmica
Las estrellas, aunque estables, pueden producir explosiones termonucleares visibles desde la Tierra. Por ejemplo, al morir, las estrellas masivas generan una supernova visible por meses. Mientras tanto, los astros que conforman un sistema binario (es decir, estrellas que orbitan entre sí) a veces intercambian materia y, de pronto, este explota aumentando su brillo desproporcionadamente.
Hay científicos que piensan que uno de estos mecanismos pudo originar la estrella de Belén. Aunque explica de forma plausible por qué no volvió a aparecer en el cielo, su principal punto en contra es su falta de documentación. Una explosión cósmica habría dejado registros en otras culturas, y hasta ahora no se han encontrado.
Las bases de datos astronómicas están llenas de casos de explosiones cósmicas visibles. La última supernova perceptible a la vista humana fue registrada en 1987, cuando en ruta de la Gran Nube de Magallanes, apareció una luz ligera: se trató de la muerte de una estrella 20 veces más masiva que el Sol, a 168,000 años luz de distancia.
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