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Durante décadas, el IMC (índice de masa corporal) ha sido el número al que recurren los médicos para decidir si alguien tiene bajo peso, «normal», sobrepeso u obesidad.
Pero una nueva investigación global sugiere que es posible tener un IMC normal, verse delgado con ropa y aun así cumplir con la definición médica de obesidad.
Un gran estudio publicado en JAMA Network Open basado en datos de una encuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) examinó datos de salud de más de 471.000 adultos en 91 países.
LOS INVESTIGADORES DICEN QUE ESTAR ‘GORDO PERO EN FORMA’ PODRÍA SER MENOS MORTAL QUE TENER BAJO PESO
Los investigadores observaron a personas cuyo IMC se encontraba en el rango normal (18,5 a 24,9) pero que tenían grasa extra alrededor de su abdomen, medida por la circunferencia de la cintura.
Los resultados mostraron que aproximadamente 1 de cada 5 personas con un IMC normal tenía obesidad abdominal, una cintura grande relacionada con graves riesgos para la salud.
El estudio encontró que muchas personas que parecían delgadas aún cumplían con los criterios de obesidad. (iStock)
Estos individuos llamados «flacos y gordos» no eran necesariamente sanos sólo porque la escala así lo indicaba.
En comparación con las personas con un IMC normal y cinturas más pequeñas, las que tenían grasa abdominal tenían un 29 por ciento más de probabilidades de sufrir hipertensión arterial y un 81 por ciento más de probabilidades de sufrir diabetes. También tenían significativamente más probabilidades de tener niveles de colesterol y triglicéridos no saludables.
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En resumen, su metabolismo se parecía más al de las personas con obesidad, incluso si su peso no lo era.
Los hallazgos parecen exponer un punto ciego en la forma en que se mide la obesidad. El IMC sólo considera el peso y la altura, pero no dice nada sobre dónde se almacena la grasa.
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Según los expertos, la grasa que se encuentra profundamente en el abdomen y rodea los órganos vitales es particularmente peligrosa y alimenta la inflamación, la resistencia a la insulina y los problemas cardiovasculares. Alguien puede ser «delgado por fuera, gordo por dentro», un concepto que los investigadores llaman TOFI.
En comparación con las personas con un IMC normal y cinturas más pequeñas, aquellas con grasa abdominal tenían un 29% más de probabilidades de sufrir hipertensión arterial y un 81% más de riesgo de diabetes. (iStock)
El estilo de vida también influye, anotaron los investigadores. Las personas con un IMC normal y grasa abdominal tenían más probabilidades de ser inactivas, comer menos frutas y verduras y tener trabajos de oficina o estar desempleados.
Esa combinación de poco músculo y falta de movimiento hace que sea más fácil acumular grasa visceral incluso sin ganar mucho peso total.
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Las últimas investigaciones sugieren que el seguimiento del tamaño de la cintura puede ser tan importante como el peso.
Para la mayoría de los adultos, una cintura superior a aproximadamente 32 pulgadas para las mujeres o 37 pulgadas para los hombres indica un exceso de grasa abdominal y mayores riesgos para la salud.
Las personas con un IMC normal y grasa abdominal tenían más probabilidades de ser inactivas, comer menos frutas y verduras y tener trabajos de oficina o estar desempleados. (iStock)
Los investigadores notaron varias limitaciones. Debido a que el estudio fue transversal, no puede probar causa y efecto, solo asociaciones.
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Los datos también provienen de muchos países y períodos de tiempo, y las naciones de altos ingresos estuvieron subrepresentadas, lo que puede afectar la amplitud de aplicación de los resultados.
El estudio no incluyó escáneres de grasa corporal reales y, en cambio, dependió de los propios informes de las personas sobre sus hábitos, lo que puede hacer que los resultados sean menos confiables. Sin embargo, los métodos de encuesta de la OMS en general están bien validados.
