
«Es la economía, estúpido»: esta frase desempeñó un papel decisivo en una campaña electoral presidencial estadounidense hace décadas. Hasta hoy, no ha perdido su significado mundial. Si la economía va bien en un país, entonces hay trabajo e ingresos, y fluyen los impuestos con los que el Estado puede financiar sus tareas.
En Alemania, la economía no ha ido bien en los últimos tres años. Prácticamente, no ha habido crecimiento económico. En la industria de alto consumo energético, se han cancelado partes enteras de la producción. Las empresas alemanas son cada vez menos competitivas internacionalmente y las exportaciones han seguido cayendo en picada.
Malos augurios en el informe de primavera
De momento, no se vislumbra una rápida recuperación de la economía alemana. Esta es la conclusión de las llamadas Previsiones Económicas Conjuntas, que los principales institutos de investigación económica elaboran en primavera y otoño de cada año.
Seis economistas de Alemania y Austria acaban de presentar el informe en Berlín. Para el año en curso, prevén un aumento del producto interno bruto (PIB), es decir, de la fuerza económica, de sólo el 0,1 por ciento. En 2026, el aumento previsto es del 1,3 por ciento.
La ya de por sí mala situación de la economía alemana se está viendo agravada por los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aunque ahora están en pausa, y la consiguiente incertidumbre en materia de política económica. Es probable que, de reanudarse, solo los aranceles estadounidenses a las importaciones de aluminio, acero y vehículos frenen el crecimiento del PIB en 0,1 puntos porcentuales anuales. Trump ha dejado en suspenso durante 90 días los aranceles adicionales contra la UE. Sin embargo, si entran en vigor, los efectos negativos podrían duplicarse, calculan los investigadores.
¿Contrarrestar con deuda pública?
Esto es cualquier cosa menos un buen punto de partida para un nuevo Gobierno. Los partidos conservadores CDU y CSU y el socialdemócrata SPD acaban de pactar un acuerdo de coalición para gobernar los próximos cuatro años. Uno de los planes centrales es volver a poner en marcha la economía.
El hecho de que haya más margen de maniobra para la deuda pública puede contribuir a impulsarla. Prácticamente, ya no hay límite de gasto para la defensa.
En los próximos doce años, habrá 500.000 millones de euros adicionales para la protección del clima y las infraestructuras, financiados mediante préstamos. Pero los investigadores económicos advierten que los fondos deben utilizarse con prudencia.
Deudas con altos costos de intereses
Hasta ahora, el freno a la deuda, consagrado en la Constitución alemana, sólo permitía un endeudamiento público de hasta el 0,35 por ciento de la producción económica. El nuevo margen de maniobra aumenta esta proporción hasta el 3,7 por ciento.
«Es un aumento significativo”, afirma Torsten Schmidt, del Instituto Leibniz de Investigación Económica (RWI). Por su parte, su colega Stefan Kooths, del Instituto de Economía Mundial de Kiel, advierte de los peligros que esto puede conllevar.
Como los intereses que hay que pagar por los préstamos. En 2037, la montaña de deuda de Alemania podría haber crecido hasta tal punto, que todos los préstamos que el Estado está autorizado a contraer prácticamente tendrían que destinarse solo al pago de intereses.
El mayor problema: la demografía
Por eso es importante abordar los problemas estructurales de Alemania: envejecimiento, disminución de la población activa, elevado gasto social y excesiva burocracia. Esto reduce potencialmente la fuerza económica, porque menos gente produce menos, pero los costos siguen subiendo.
A medida que una sociedad envejece, hay que pagar más pensiones y aumentan los costos sanitarios y asistenciales. Esto debe ser financiado por la población activa y las empresas. En Alemania, ambas partes se reparten las cotizaciones que ingresan en los fondos de la Seguridad Social. Esto no puede seguir así, según el informe de primavera. El sistema de seguridad social debe adaptarse al cambio demográfico.
Jungla burocrática
La burocracia asfixia a Alemania. Los largos procedimientos de planificación y autorización alargan los proyectos de construcción, y las empresas tienen enormes obligaciones para documentar y verificar.
Por esta razón, los economistas suponen que el dinero del nuevo paquete de deuda no podrá gastarse tan rápidamente. El Instituto ifo calcula que la burocracia cuesta a la economía unos 150.000 millones de euros al año. En el acuerdo de coalición, la CDU, la CSU y el SPD se han comprometido a reducir estos costos en una cuarta parte, adelgazando la jungla de reglamentos y leyes.
(MD/MS)