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ElMadrid necesitó sólo 20 minutos para hacer los deberes ante un Sevilla tímido y muy inocente en defensa. Mbappé abrió la lata con un latigazo a la escuadra y Valverde encarriló la victoria con otro misil marca de la casa. En el minuto 34 Rodrygo culminó una gran jugada coral antes de que el partido quedara en tierra de nadie. Romero recortó distancias, Brahim marcó el cuarto a pase de Mbappé y Lukebakio anotó el último de la tarde.
Los de Ancelotti no pueden fallar (casi) nunca, pero hoy estaba terminantemente prohibido dejarse puntos en el último duelo liguero del año. Y no lo hizo. Mbappé marcó el camino con uno de sus mejores goles desde que viste la camiseta blanca, un disparo potente y seco muy lejos del alcance de Álvaro Fernández. Hoy sí vimos a un Mbappé más acertado, participativo y eficaz, volvió a fallar un par de goles claros pero esta vez sí que tuvo incidencia directa en la elaboración, tanto que más de medio gol de Brahim fue suyo, la jugada de creación y el pase final. Se acabó el período de adaptación. Mbappé solo puede ir a más.
Diez minutos más tarde del primer tanto llegó el misil balístico de Valverde, un disparo que ya lleva su marca y que parece increíble que el Sevilla no tuviera mínimamente vigilado. El uruguayo disparó completamente libre de marca. Los blancos jugaron muy bien pero los de Pimienta, en cierta parte, se cavaron su propia tumba. Espacios, espacios y más espacios. Lo único que no puedes darle a un equipo como el Madrid. Rodrygo también marcó el suyo (tercero seguido) en una contra letal dirigida por Lucas Vázquez, que brilló con luz propia dejando destellos del extremo que fue en sus inicios.
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