The New York Times | El despliegue prolongado de portaaviones en el Caribe proyecta la fuerza de EE. UU., y acarrea costos – AlbertoNews

Los hombres y mujeres del portaaviones Gerald R. Ford pasarán la Nochebuena en el mar y no en casa, mientras el sexto mes de su movilización llega a su fin el miércoles.

Por The New York Times

Lo que comenzó como un crucero por Europa y el Mediterráneo para los aproximadamente 4500 marineros del Ford cambió drásticamente el 24 de octubre, cuando el secretario de Defensa, Pete Hegseth, les ordenó salir de Split, Croacia, y navegar directamente hacia el Caribe para añadir peso a la campaña de presión del presidente Donald Trump sobre el presidente Nicolás Maduro de Venezuela.

Al comenzar su séptimo mes en el mar, los marineros recibirán un inusual manjar de costillas de primera y colas de langosta el día de Navidad. Pero ni la Marina ni el Pentágono han dicho cuándo terminará esta movilización, ni si se está preparando otro portaaviones para ocupar su lugar.

Lo que está en juego es si Hegseth prolongará aún más el despliegue para mantener abiertas sus opciones militares. De ser así, esa decisión probablemente aumentará los costos en el futuro al retrasar el mantenimiento crucial del Ford y poner a prueba el estado de ánimo de la tripulación.

Aunque durante las guerras posteriores al 11-S la Marina regularmente mantuvo desplegados portaaviones durante nueve meses o más, los despliegues en tiempos de paz no suelen superar los seis. Trump sostiene que Estados Unidos mantiene un conflicto armado formal con los cárteles de la droga de la región y cita esto como justificación de la importante movilización militar en el Caribe.

Mantener no solo el grupo de ataque del Ford cerca de Venezuela, sino también un grupo de ataque expedicionario en la misma región constituido en torno al buque de asalto anfibio USS Iwo Jima, representa una cantidad extraordinaria de potencia de fuego naval convencional para lo que empezó como una misión antinarcóticos no convencional.

Cuando se le preguntó sobre los planes del servicio para el Ford, cuánto tiempo se prolongaría el buque y cuándo podría esperar volver a casa la tripulación, una portavoz de la Marina, la teniente comandante Kara Handley, dijo: “No hablamos de futuras operaciones navales”.

Del 1 al 5 de diciembre, el buque fondeó frente a Santo Tomás, en las Islas Vírgenes de Estados Unidos, para una escala en puerto, la primera desde que pasó a estar bajo el control del Comando Sur de Estados Unidos el 11 de noviembre. No se sabe públicamente cuándo volverán a descansar el Ford y su tripulación.

El portaaviones debe someterse a un importante periodo de mantenimiento y reacondicionamiento en los astilleros navales de Newport News, en Virginia, a principios del próximo año.

Un funcionario del servicio actual, quien habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar públicamente, dijo que se esperaba que el Ford recibiera las modificaciones necesarias en uno de los sistemas utilizados para aterrizar aviones de guerra en su cubierta de vuelo. Dichas modificaciones están previstas desde hace ocho años, entre muchas otras mejoras previstas del buque que solo pueden completarse mientras se encuentra en un centro de reparaciones industriales.

Esa y otras actualizaciones se identificaron como necesarias durante los muchos años de pruebas desde que el Ford, un portaaviones tecnológicamente mucho más avanzado que los anteriores, entró en servicio en 2017. En comparación, los dos siguientes portaaviones de la misma clase que el Ford, el John F. Kennedy y el Enterprise, se están construyendo con estos cambios desde el principio.

El ala aérea de aviones de guerra del Ford seguirá realizando operaciones —lo que requerirá que el portaaviones se acerque con frecuencia a buques de suministro para tomar más combustible de aviación, piezas de repuesto y alimentos—, mientras los drones y cañoneraspilotados por el Comando Conjunto de Operaciones Especialessiguen atacando pequeñas lanchas motoras en la región sospechosas de contrabando de narcóticos.

“Están realizando muchas salidas”, dijo sobre el Ford en una entrevista el senador demócrata por Arizona Mark Kelly, aviador naval de carrera retirado. “Y ahora que están a punto de cumplir seis meses, empiezan a ocurrir todo tipo de cosas”.

El revestimiento de asfalto rugoso de la cubierta de vuelo del portaaviones, que es antideslizante, empieza a desprenderse en grandes cantidades después de tanto tiempo en el mar, dijo el senador. Eso exige una pausa de un par de días en las operaciones de vuelo para volver a revestir la cubierta, de modo que los aviones de guerra no se deslicen cuando no estén sujetos con cadenas.

Durante la Guerra del Golfo de 1991, Kelly estuvo desplegado a bordo del portaaviones Midway, y voló en misiones de combate sobre Irak. Mantener un portaaviones fuera más allá de la marca de los seis meses, como él experimentó entonces, afecta a algo más que al buque.

“Te desgasta”, dijo. “Y empiezas a ver que empiezan a ocurrir accidentes, no solo pilotos que estrellan aviones, necesariamente, sino accidentes en la cubierta de vuelo”, como marineros que caminan demasiado cerca de las tomas de aire de los motores a reacción o hélices que giran.

“Empiezan a ocurrir todo tipo de cosas cuando estás ahí fuera durante un periodo de tiempo prolongado”, dijo Kelly, quien se ha enfrentado a Hegseth y al gobierno por otras cuestiones, incluida su participación en un video en el que se le recordaba al personal militar que no tiene por qué seguir órdenes ilegales.

Ni la Casa Blanca ni el Pentágono ni la Marina han informado a la Comisión de Servicios Armados del Senado, en la que trabaja Kelly, de lo que harán el Ford y sus embarcaciones escolta, dijo el senador.

El representante Nick LaLota, republicano por Nueva York, dijo en una entrevista que no le preocupaba que no se conociera públicamente la fecha de regreso del Ford, y que el barco estaba realizando una importante labor para “eliminar a los narcoterroristas”.

“Reconozco el impacto que las movilizaciones prolongadas tienen en los marinos y sus familias”, dijo LaLota, quien sirvió como oficial de guerra de superficie de la Marina durante más de siete años y fue desplegado dos veces en buques de guerra. “El Congreso y la nación aprecian su sacrificio. Apreciamos que nuestros marinos antepongan el país y las necesidades del país a ellos mismos en muchos casos”.

El vicealmirante Mike Franken, quien se retiró de la Marina en 2017 después de casi 40 años de carrera que comenzó como marinero alistado en un portaaviones, dijo que el tipo de periodo de mantenimiento para el que está programado el Ford tras este despliegue probablemente llevaría de cuatro a seis meses en un astillero. Retrasar ese mantenimiento y prolongar continuamente el despliegue del portaaviones, dijo, provocaría una espiral de costos que el presidente y el secretario de Defensa probablemente no han tenido en cuenta.

“Es mejor planificar esto”, dijo Franken en una entrevista.

Prolongar el despliegue del Ford significará probablemente que otros buques serán enviados a los astilleros antes y por menos tiempo de lo previsto, y como resultado realizarán menos mantenimiento de depósito, dijo el almirante.

“¿Qué determina la disponibilidad de los buques? ¿Buenos barcos y tripulaciones grandiosas?”, dijo el almirante Franken. “Sí, hasta cierto punto, pero en realidad es el mantenimiento”.

Si empezaran a fallar los equipos suplementarios, como los ascensores que el Ford utiliza para subir los aviones de guerra desde la bahía del hangar hasta la cubierta de vuelo, dijo, el presidente y el secretario de Defensa acabarán teniendo un buque incapaz de cumplir la misión asignada.

Sigue siendo una incógnita si el costoso y prolongado despliegue del grupo de ataque del Ford y de otros efectivos y equipos estadounidenses en el Caribe provocará un cambio de conducta de Maduro o un cambio de gobierno en Venezuela. En las dos últimas semanas, el gobierno ha empezado a enviar a la Guardia Costera para interceptar a los petroleros que entran y salen de Venezuela, con la intención de interrumpir el comercio de petróleo de esa nación.

“Creo que, sin duda, ha llamado su atención”, dijo en una entrevista Dan Restrepo, exdirector principal de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno de Obama.

“Desde el punto de vista operativo, confiscar todos los petroleros que salen de Venezuela parece que sería una tarea ardua, y mantenerla durante un periodo de tiempo significativo sería una tarea ardua, incluso con los medios desplegados en el Caribe”, dijo Restrepo.