


La ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz 2025 en Oslo, Noruega, ha trascendido su carácter meramente protocolario. Se ha transformado, por la coyuntura política, en un foro diplomático de alto nivel centrado específicamente en la profunda crisis venezolana. El evento tiene lugar anualmente el 10 de diciembre, conmemorando la fecha de la muerte del fundador, Alfred Nobel.
María Corina Machado ha confirmado su asistencia, a pesar de las amenazas políticas y la situación de clandestinidad. Su presencia será reforzada por una inédita congregación de líderes regionales en la capital noruega. Estos líderes buscan manifestar su apoyo a la causa democrática.


La congregación de jefes de Estado
Han confirmado su presencia los presidentes de Paraguay, Santiago Peña, y de Panamá, José Raúl Mulino. También se sumarán el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, y el de Argentina, Javier Milei. Esta asistencia de varios jefes de Estado constituye un hecho de gran peso diplomático.
Adicionalmente, se espera en Oslo la asistencia del líder opositor exiliado Edmundo González Urrutia, la figura electoral de la Plataforma Democrática. Esta congregación de líderes es un mecanismo de presión diplomática regional que supera las declaraciones formales.
Su presencia colectiva en Oslo es un respaldo explícito a la causa democrática de Venezuela. Además, representa un intento por solidificar una alianza internacional robusta contra el autoritarismo en América Latina. La ceremonia utiliza el prestigio global del Nobel como un catalizador potente.


El legado venezolano en la historia del Nobel
María Corina Machado se convierte en la segunda ciudadana venezolana en ser galardonada con un Premio Nobel en la historia. Es también la primera mujer venezolana en recibir este honor en cualquier categoría del reconocimiento.
El legado venezolano en los premios se bifurca entre la excelencia en el campo científico y la lucha en el ámbito político. El precedente científico lo estableció el inmunólogo Baruj Benacerraf. Benacerraf fue co-laureado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1980.
El galardón a Benacerraf fue otorgado por el descubrimiento de «estructuras genéticamente determinadas en la superficie celular». Este trabajo fue fundamental para la comprensión moderna de cómo el cuerpo humano distingue entre células propias y ajenas, sentando las bases de la inmunología contemporánea.
Ciencia y coraje cívico: dos exilios
Benacerraf representa la excelencia científica, a menudo lograda en la diáspora del talento venezolano fuera del país. Por otro lado, Machado representa la excelencia en la lucha por la libertad y la dignidad democrática.
Esta lucha ha sido desarrollada en el contexto actual de la crisis política interna y la represión. El vínculo de Venezuela con los Premios Nobel se inició tempranamente en el siglo XX. Las primeras nominaciones registradas a ciudadanos venezolanos datan del año 1908.
Entre las figuras históricas se encuentra Carlos Medina Chirinos, quien se convirtió en el primer venezolano nominado oficialmente al Premio Nobel de la Paz en 1926. Machado no es solo la primera mujer venezolana ganadora del Nobel, sino la segunda en ser nominada al Premio de la Paz. Ambos honores, en ciencia y en paz, reflejan el potencial intelectual y el coraje cívico del pueblo venezolano.
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