JPMorgan cuestiona el rol de Bitcoin como refugio seguro

JPMorgan cuestiona el rol de Bitcoin como refugio seguro


Los analistas de JP Morgan ha dado una opinión interesante. En este baile de la incertidumbre que nos regala el mercado, los inversores parecen tener un rey para refugiarse: el oro. Y sí, esto pone en jaque esa vieja cantaleta de que Bitcoin es el «oro digital».

Vamos a los números, que son los que hablan. Mientras los ETF de oro vieron una entrada masiva de billetes frescos, nada menos que USD 21,1 mil millones en el primer trimestre de este 2025, los ETF de Bitcoin llevan tres meses seguidos viendo cómo la gente retira sus fondos. ¡Tres meses! Eso no es precisamente una señal de confianza ciega.

¿Y por qué este cambio de chip? Pues, como siempre, la culpa la tienen los líos mundiales. Esa guerra comercial que se armó tiene a la gente nerviosa. Sumémosle las crecientes preocupaciones por una posible frenada de la economía global, y el cóctel de incertidumbre está servido. En este escenario, los inversores, viejos lobos de mar y novatos asustados, vuelven a lo que conocen, a lo que históricamente ha sido un puerto seguro: el oro.

Ojo, no olvidemos que hace poco, allá por finales del 2024, los ETF de Bitcoin llegaron a mover más volumen que los de oro. ¿Fue un espejismo, una ilusión pasajera? La realidad actual es que el oro no solo está atrayendo más capital, sino que su precio se disparó a un nuevo máximo histórico, rozando los USD 3.660 por onza.

Mientras tanto, Bitcoin anda tambaleándose. Su precio, que llegó a tocar los USD 109.000 en enero tras la euforia electoral, ha caído más de un 20% desde entonces. Esta volatilidad, esta montaña rusa constante, es precisamente lo que le resta puntos como refugio seguro. Ya lo habían dicho los analistas de JP Morgan: su correlación con las bolsas tradicionales y sus vaivenes de precio levantan serias dudas sobre esa etiqueta de «oro digital».

Es cierto que la victoria en las urnas generó una ola de optimismo en el mundo cripto. Muchos esperaban un impulso alcista sostenido. Pero las tensiones comerciales, los aranceles que suben y bajan, y la debilidad del dólar han hecho que la gente busque la solidez probada del metal amarillo.

Ahora bien, ¿está todo perdido para Bitcoin? Yo no me atrevería a enterrarlo tan pronto. El futuro de la criptomoneda líder es como una partida de póker que aún no termina. Si logra estabilizarse, si esa volatilidad que asusta a los inversores se reduce, quizás pueda recuperar ese atractivo de «activo seguro».

Los factores macroeconómicos, como las decisiones sobre las tasas de interés y cómo fluye el dinero hacia los ETF de Bitcoin, serán claves para definir su rumbo. Este cambio de preferencia que vemos hoy es un reflejo del humor del mercado, un termómetro de la incertidumbre global. Pero en el volátil mundo de las criptomonedas, las narrativas pueden cambiar tan rápido como un tuit viral. Así que, aunque hoy el oro brille más como refugio, la historia de Bitcoin como reserva de valor aún tiene capítulos por escribir.

La lectura de JP Morgan, aunque basada en datos concretos del momento, no cierra el debate sobre el rol de Bitcoin a largo plazo. Es crucial recordar la juventud relativa de la criptomoneda en comparación con el milenario historial del oro como reserva de valor. La adopción institucional de Bitcoin, aunque con altibajos en flujos de ETF, sigue siendo un proceso en evolución.

Podría argumentarse que la reacción actual del mercado refleja una aversión al riesgo generalizada ante la incertidumbre macroeconómica, beneficiando al activo tradicionalmente considerado más seguro. La historia financiera demuestra que en períodos de crisis, los inversores tienden a refugiarse en lo conocido, y el oro lleva siglos ostentando esa reputación.

No obstante, las características intrínsecas de Bitcoin lo diferencian significativamente del oro. Su escasez programada, su naturaleza descentralizada y su resistencia a la censura son argumentos poderosos para quienes lo ven como una reserva de valor moderna, adaptada a la era digital. Estos atributos podrían cobrar mayor relevancia a medida que la comprensión y la adopción de los activos digitales se expandan.

La volatilidad de Bitcoin, señalada por JP Morgan como un factor en contra, también puede interpretarse como una característica de un activo en fase de descubrimiento y maduración. A medida que la capitalización de mercado de Bitcoin crezca y la liquidez aumente, es plausible esperar una disminución de su volatilidad relativa. Compararlo directamente con la estabilidad histórica del oro, un mercado mucho más maduro y de mayor capitalización, podría ser una comparación prematura.

Además, la correlación de Bitcoin con los mercados de valores, otro punto de preocupación para los analistas, no es estática. En diferentes momentos y bajo distintas condiciones de mercado, esta correlación puede variar e incluso invertirse. A medida que Bitcoin se establezca como un activo independiente con sus propios fundamentos, su comportamiento podría desvincularse progresivamente de los movimientos tradicionales del mercado.

El optimismo inicial tras la victoria electoral y su posterior desvanecimiento ante las tensiones geopolíticas subraya la sensibilidad de los mercados a los eventos globales. Sin embargo, la reacción de Bitcoin a estos eventos no necesariamente invalida su potencial como refugio seguro a largo plazo. Podría simplemente reflejar la incertidumbre inherente a un activo emergente en un contexto global turbulento.

La narrativa del «oro digital» para Bitcoin no se basa únicamente en la estabilidad de su precio en el corto plazo, sino también en su potencial para preservar valor en un sistema financiero en constante cambio.

En última instancia, la preferencia actual de los inversores por el oro podría ser una respuesta táctica a las condiciones inmediatas del mercado. La visión a largo plazo sobre el papel de Bitcoin como reserva de valor sigue siendo un tema de debate y dependerá de su evolución, su adopción y su comportamiento en futuros ciclos económicos y geopolíticos. Descartar su potencial basándose únicamente en las tendencias de flujo de ETF a corto plazo podría ser una conclusión apresurada. La partida de póker, como bien se dijo, aún tiene muchas cartas por jugarse.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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