
Uruguay acaba de corregir una anomalía en la emisión de sus pasaportes para ciudadanos naturalizados: durante años se puso el lugar de nacimiento como su ciudadanía. Esto, a ojos de muchos países, era una contradicción: ¿cómo podía alguien con pasaporte uruguayo, tener nacionalidad de otro país? Los documentos de viaje se consideraban inútiles y, en el peor de los casos, representaban también la condición de apátrida.