En 2009, Quentin Tarantino retrocedió en el tiempo con su interpretación del género de la Segunda Guerra Mundial.
Su película ganadora del Oscar Inglorious Basterds se centra en un complot para asesinar a los líderes nazis en un cine de París durante la ocupación alemana.
El teniente Aldo Raine, interpretado por Brad Pitt, lidera una unidad de soldados judíos estadounidenses y forma equipo con un propietario de cine judío francés que busca vengar a su padre.
La irónica película, con su trama histórica alternativa, fue nominada a ocho premios Oscar.
Christoph Waltz, que interpretó al villano coronel de las SS Hans Landa, saltó repentinamente a la fama por su interpretación, que le valió el Oscar al mejor actor de reparto al año siguiente.
Aclamada por la crítica, la película recaudó 321 millones de dólares en todo el mundo, siendo la película más taquillera de Tarantino en ese momento, antes de ser superada por Django Unchained de 2012. De hecho, Waltz volvió a ganar el Oscar al Mejor Actor de Reparto por su papel del Dr. King Schultz en aquel western revisionista.
Bastardos sin gloria ahora se transmite en Netflix.