
El Oporto es líder en Portugal y avanza firme en Europa League con protagonismo español. El jueves noche liquidó a Famalicao en la ‘Taça’ con la presencia de gabri veiga en el once y gol de Samu Omorodion. Después, participó Borja Sainz y se esperaba a Ángel Alarcón. El atacante de Castelldefels (21 años) fue figura principal en la previa, cuando Francesco Farioli le dedicó palabras desde la exigencia y la confianza. La gestión del entrenador italiano está siendo clave para entender el momento de crecimiento que vive el atacante, a todos los niveles. Alarcón está sumando minutos de calidad, está conquistando un rol en un gigante y esa evolución no está pasando inadvertida.
“No estaba listo para nuestro ritmo”. Así de directo fue Farioli al recordar el punto de partida de Ángel en el equipo. Un juicio seco, sin rodeos. Un diagnóstico que, lejos de cerrar puertas, ha terminado abriéndolas todas. —¿El motivo?— Después se ha producido el gran clic. “Hubo un día en el que decidí mandarlo con el segundo equipo”, explicó el técnico italiano. El objetivo era agitarlo, mostrarle la realidad de la que venía. La respuesta de Alarcón fue directa: victoria y MVP con el filial. «En una semana no se puede imaginar cómo su mente cambió”. Hoy, Farioli no solo lo tiene claro: lo dice en voz alta. “Es un jugador capaz de ayudar al equipo. Está teniendo un gran impacto, empiece o entre desde el banquillo”. En ese contexto de máxima exigencia, no hay espacio para apuestas gratuitas. Cada minuto se gana. Cada oportunidad se pelea. Y ahí, Alarcón ha dejado de ser proyecto para empezar a ser recurso real.
«En una semana no se puede imaginar cómo su mente cambió. Es un jugador capaz de ayudar al equipo
La historia de Alarcón en Oporto no es lineal ni complaciente. Farioli lo detectó de inmediato y tomó una decisión incómoda pero necesaria: apretarle, obligarle a bajar un escalón —en muchos apartados— para poder subir dos. El efecto fue inmediato. No futbolístico, sino mental. “Hoy ha puesto todas las cosas en la línea para tener una carrera brillante”, remarcó el entrenador. Alarcón entendió el mensaje. Se adaptó. Aceptó el contexto. Ajustó hábitos, velocidad y foco. Y el resultado es un atacante que hoy suma, impacta y encaja en un equipo que no espera a nadie.
Alarcón durante un partido.
La gestión Farioli y el valor del clic
Nada de esto es casual. La gestión de Farioli ha sido quirúrgica: exigencia máxima, mensajes claros y confianza solo cuando el jugador demuestra estar preparado. Con Alarcón, el proceso ha sido rápido, pero profundo. “Hoy es un jugador que nos puede ayudar, seguro”, sentenció el técnico. En un vestuario que compite cada tres días, esa seguridad no se regala. El clic ya se produjo. Ahora, el reto de Alarcón es sostenerlo. Convertir ese impacto inicial en continuidad. En minutos. En peso específico. En el Porto no se sobrevive con talento. Se crece con carácter. Y Ángel Alarcón, por fin, parece haber entendido exactamente dónde está y qué se le exige. En el Dragão, eso lo cambia todo.
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