Estamos cerca de la frontera con Guatemala, en una región donde la señal de celular muere y comienza el dominio del jaguar, la Panthera onca, el mamífero carnívoro que los mayas conocen como Bebé. Aquí, en el ejido Laguna Om, Campeche, el calor húmedo de la selva no da tregua. Según la cosmogonía maya, este mamífero en peligro de extinción representa la dualidad del universo: lo femenino, la noche y el inframundo. Más que una deidad en sí mismo, este carnívoro terrestre es visto como una entidad sobrenatural y un vehículo de energías sagradas y fuerzas subterráneas que escapan al control humano.
Este símbolo de la cultura maya ha perdido alrededor de un 50% de su distribución histórica y sus poblaciones están en decremento a lo largo de su distribución actual. Se considera extinto en El Salvador y Uruguay, mientras que en Estados Unidos ha prácticamente desaparecido, menos de 10 jaguares macho han sido vistos en el sur de ese país desde 1963.
Encuentro con un Jaguar Panthera Onça. El jaguar (Panthera onca) es un felino grande, un felino del género Panthera, y es la única especie existente de Panthera nativa de América.Fotos_globales
Del total de jaguares que hoy viven en el continente americano, alrededor de la mitad se encuentran en Brasil, país que posee el bloque contiguo más grande de hábitat de este felino, ubicado en la Amazonía. El resto, están amenazadas debido a su bajo número, aislamiento, alta presión de cacería, protección deficiente y a una alta densidad de asentamientos humanos. Estas subpoblaciones en peligro incluyen al Pacífico Mexicano, y la Selva Maya.
El jaguar está clasificado como “Casi Amenazado” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), aunque información reciente sugiere que, en el futuro cercano, la especie podría calificar como “Vulnerable”, es decir, que se estaría enfrentando a un riesgo de extinción alto en estado de vida silvestre.
En México está catalogado como una especie en peligro de extinción y su cacería está vedada desde 1987. La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) lo considera un felino cuya conservación es prioritaria.
En la península de Yucatán — esa región de enorme riqueza biológica, que mantiene el más grande remanente de bosque tropical de Norteamérica — el Dr. Gerardo Ceballos González y su equipo instalaron un campamento, no para buscar al jaguar y tomarse una foto turística; lo buscan para conectarlo a la nube.
“Estamos en mi campamento para el estudio de los jaguares en el ejido Laguna Om, en Campeche, muy cerca de la frontera con Guatemala y de la región de Calakmul. Este lugar es parte de un esfuerzo nacional, encabezado por mí, para salvar a los jaguares en México a través de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar. Es un proyecto que lleva más de 22 años. Inició como un estudio de ciencia básica para entender la ecología del jaguar: qué comen, cuánto espacio necesitan, pero con el objetivo a largo plazo de usar esa información para diseñar una estrategia que asegure su supervivencia. Hoy estamos en un momento crucial: hemos logrado establecer una estrategia nacional que, si consolidamos, podrá garantizar que haya jaguares en México para siempre”, sostiene Gerardo Ceballos, líder del Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la UNAM, quien encabeza una operación quirúrgica: rastrear, dormir y equipar a los jaguares con collares GPS satelitales.
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