El chavismo intensifica el terrorismo de Estado con Lawfare y la aplicación de soplón de Maduro

El chavismo intensifica el terrorismo de Estado con Lawfare y la aplicación de soplón de Maduro

Unas camisetas con la imagen de una estatua de Hugo Chávez siendo vandalizada. Algunos mensajes de WhatsApp se quejan de retrasos en la entrega de gas domiciliario. Estos motivos llevaron a cuatro venezolanos a prisión por “crímenes de odio”. Este octubre fueron sentenciados a entre 10 y 15 años de prisión por tribunales estatales, en juicios rápidos y sin garantías del debido proceso.

Al mismo tiempo, Nicolás Maduro pidió crear una herramienta para que la gente denuncie “todo lo que ven, todo lo que oyen” las 24 horas del día, donde deben “participar” la Fuerza Armada Nacional, las Unidades de Milicias Comunales y las Bases Populares de Defensa Integral. Es fácil: los usuarios de VenApp, que inicialmente se lanzó para reportar incidentes en comunidades, ahora pueden hacer clic en nuevas secciones como “terrorismo” u “observación con drones” para proporcionar informes relacionados con cualquier cosa que alguien haga y que pueda ayudar al ejército estadounidense a tomar Venezuela.

Expertos consultados por La Hora de Venezuela Coinciden en que estas órdenes de Maduro contribuyen a agravar el clima de censura y miedo impuesto tras las elecciones presidenciales de 2024. Junto con los arrestos arbitrarios, las desapariciones forzadas, la tortura y el aislamiento de los detenidos, esta “red” de mensajes ayuda al partido gobernante PSUV a mantener a raya al “enemigo interno”.

“Junto a las condenas”, afirma Martha Tineo, abogada y coordinadora de la ONG Justicia, Encuentro y Perdón, “vemos el relanzamiento de apps para denunciar personas, que ya se habían aplicado en el contexto postelectoral de 2024. Ante una ley tan ambigua (Ley Contra el Odioo Ley Contra el Odio), las autoridades pueden considerar que una persona cometió un delito a través de esa denuncia anónima”.

“Este es un paso más en una política de persecución política, de criminalización de la disidencia, para generar un clima de silencio y miedo”.

Tineo señala que el chavismo creó todo un “andamio” legislativo de “absoluta discrecionalidad” que viola normas y garantías constitucionales. La persecución no sólo afecta a los disidentes políticos sino que destruye todo el tejido social.

Luego de realizar un comentario crítico sobre el gobierno de Maduro en un chat privado de WhatsApp, Verónica Andreína Rojas Soto, de 44 años, también fue condenada a 10 años de prisión.

La socióloga Lexys Rendón, directora del Laboratorio de Paz, afirma que el régimen de Maduro lanzó “un patrón sistemático generalizado de acción estatal contra cualquiera que disienta” después de las elecciones de 2024. «La gente es perseguida por lo que dice, por lo que piensa, por lo que expresa. La disidencia y la crítica se perciben como actividades de enemigos internos, como una persona sospechosa de traición o de conspiración para romper el orden».

La razón última: para que no haya disidencias.

«Es discrecional, tiene efectos muy amplios sobre la integridad física y emocional y la libertad de las personas… La gente tiene miedo de dar su opinión, tiene miedo de decir cosas que los pongan en el foco de una represalia tan horrenda como 10 años de prisión o estar en el limbo mientras están en la cárcel, y esto ha sido intencional. Ha sido una respuesta y sigue avanzando. Ahí es donde estas aplicaciones cumplen su propósito de control social».

Reforzar el control social

Las elecciones de 2024 trajeron consigo un despliegue rápido y continuo para sofocar los focos de protesta contra el fraude electoral. Más de 2.200 personas, incluidos adolescentes, fueron detenidas bajo acusaciones de terrorismo, conspiración u odio, en su mayoría por tribunales antiterroristas de Caracas. La imposición de defensa pública, el aislamiento en cárceles de “máxima seguridad” o en condiciones que podrían considerarse tratos crueles, inhumanos o degradantes, además de la denegación de asistencia médica, han marcado la represión postelectoral.

Paralelamente, el chavismo ha arrestado gradual pero sistemáticamente a activistas, líderes políticos, aliados de las estructuras electorales, defensores de derechos humanos y periodistas. Asimismo, se han aprobado leyes para debilitar a las organizaciones de la sociedad civil. Se está diseñando una reforma constitucional para fortalecer el “Estado comunal”.

“El control establecido por el Estado, desde el 28 de julio de 2024, hasta ahora, ha ido avanzando para limitar la capacidad no sólo de organización sino también de la libertad de expresión e información”, dice Lexys Rendón. “Por eso arrestaron a periodistas como Nakary Ramos, o a economistas que en un momento empezaron a decir el precio real de los dólares en el mercado paralelo, no oficial, que existe”.

«Todo el mundo sabe que en este momento no existe un estado de derecho en Venezuela. Cualquier cosa que digas puede convertirte en blanco de represalias, vigilancia y control. Al menos para aquellos que permanecen en el país, la verdad no se sabe. La verdad es la verdad del Estado», continúa Rendón.

Condenas recientes por «odio»

Durante 2025 se han registrado varias condenas por delitos de odio. El 25 de febrero, el juez Luis Ovalles dictó una sentencia de 15 años contra el activista de Encuentro Ciudadano Nelson Piñero, detenido desde noviembre de 2023. Permanece tras las rejas en la prisión de Tocorón.

Marcos Palma Martínez fue condenado en septiembre a 15 años de prisión. Había sido detenido el 6 de enero luego de enviar una nota de voz por WhatsApp quejándose de retrasos en la entrega de cilindros de gas doméstico en su comunidad y advirtiendo sobre una posible protesta en la antigua carretera Caracas-Los Teques.

“Entendemos que la aplicación de la Ley Contra el Odio tiende a producir lo que llamamos castigos ejemplares”, dice la defensora de derechos humanos Martha Tineo.

El 17 de julio, Génesis Gabriela Pabón Paredes y Rocío del Mar Rodríguez Guillén fueron condenadas a 10 años de prisión por incitación al odio. ¿Su ofensiva? Oficiales de la PNB los arrestaron por imprimir camisetas con la ahora famosa imagen de una estatua derribada de Hugo Chávez.

Luego de realizar un comentario crítico sobre el gobierno de Maduro en un chat privado de WhatsApp, Verónica Andreína Rojas Soto, de 44 años, también fue condenada a 10 años de prisión. Esa sentencia fue emitida el 1 de octubre, el mismo día en que fue trasladada al penal de mujeres del INOF en Los Teques, donde reside Rojas. Desde julio, Rojas estaba recluido en una comisaría de El Valle, al oeste de Caracas.

Randal Glendysmar Telles Peña, de 22 años, fue sentenciado el 14 de octubre a 15 años de prisión por incitación al odio. La excusa aquí fue un vídeo sobre el gobierno creado con inteligencia artificial. Su madre dijo que un experto testificó en el juicio confirmando que Telles no era ni el autor ni el responsable de subir el video a plataformas de redes sociales como TikTok.

La abogada Martha Tineo recuerda que la denominada Ley Contra el Odio es un instrumento penal “en blanco”, ya que no aclara a qué se refiere ni cómo se define el odio a los efectos de su aplicación.

“Es una ley ambigua, que otorga absoluta discrecionalidad y una alarmante arbitrariedad a los jueces internos a la hora de aplicarla”, apunta Tineo.

“No sólo censura y criminaliza derechos que son fundamentales, sino que entendemos que su aplicación también tiende a producir lo que llamamos castigos ejemplares”, prosigue Tineo. “Es decir, yo y otros miembros de la sociedad que vemos este tipo de abuso nos abstenemos de expresarnos, de expresar nuestra opinión libremente, porque hay un silencio colectivo desde el momento en que notamos que quienes se expresan pacíficamente pueden ser condenados”.

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