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Desanimados, indecisos y muy precavidos. Además, extremadamente preocupados por la seguridad. A eso le agregamos una buena porción de miedo al futuro, y tenemos lo que se conoce en todo el mundo como «German Angst», el miedo alemán. Eso explica tal vez que numerosos estudios sobre el miedo se realicen solo en Alemania.
Esto también se aplica al estudio «Los miedos de los alemanes en 2025”del Centro de información dela empresa de seguros R+V, que analiza en profundidad las preocupaciones de la población alemana por trigésimocuarta vez. El sorprendente resultado de la encuesta actual, en la que participaron 2.400 personas, es que los temores de los alemanes están disminuyendo, a pesar de las crisis mundiales y la tensa situación económica.
Isabelle Borucki, politóloga y profesora de la Universidad Philipps de Marburgo, acompañó dicho estudio como asesora. «Esto puede significar un alivio tras muchos años de crisis. Además, el foco de las personas está puesto actualmente menos en los miedos al futuro, sino, mucho más en el aquí y ahora. Aunque los temores sobre la economía y el costo de la vida siguen siendo altos, la gente ya no se siente tan afectada como antes por ellos», dijo a DW.
Tres miedos relacionados con el dinero entre los cuatro primeros
Como anteriormente, a la mayoría de los alemanes les preocupa que su dinero ya no les alcance cuando van al supermercado, a la gasolinera, o al tener que pagar la cuenta de la electricidad a fin de mes. Al igual que el año pasado, y por decimoquinta vez en total, el miedo al aumento del costo de vida ocupa el primer puesto, y la inflación sigue siendo el fantasma que más atemoriza a los alemanes.
Entre los cuatro mayores temores de los alemanes se encuentran otros dos problemas monetarios que quitan el sueño a muchos: el miedo a las subidas de impuestos y los recortes de prestaciones, y el miedo a una vivienda inasequible.
«El tema es particularmente controvertido porque hay pocas señales de alivio en los costos de la vivienda, especialmente en los alquileres, pero también en los costos de servicios como la calefacción y la electricidad», afirma Borucki.
La vivienda asequible podría convertirse en el principal problema sociopolítico en futuras campañas electorales. «Es fundamental que la gente vea avances visibles en cuanto a vivienda social, en la aceleración de los trámites de permisos y, en general, en la posibilidad de acceder a una vivienda propia más asequible», explica.
La migración sigue atemorizando a muchos, especialmente en el este
Entre los temores financieros, se encuentra en segundo lugar el temor a que el Estado se vea desbordado por los refugiados, especialmente en el este de Alemania.
El número de solicitudes de asilo en el primer semestre de 2025 se redujo casi un 50 % en comparación con el año anterior, a poco menos de 73.000, en parte, porque el Gobierno de coalición, formado por los socialdemócratas (SPD), Los Verdes y el Partido Demócrata Liberal (FDP) ya había endurecido las leyes de asilo, y ahora el nuevo Gobierno de coalición formado por el bloque conservador CDU/CSU y el SPD está aumentando los controles fronterizos.
La explicación de la politóloga Borucki es que lo que refleja el estudio se trata solo en primera instancia de una política de inmigración concreta y sus medidas.
«Se trata de la identidad social, del asunto de qué es en realidad la convivencia cultural, y qué se entiende por pertenencia. El tema de los refugiados está de algún modo superpuesto. Además, por supuesto, el miedo a la inmigración es explotado fácilmente en la política mediante narrativas populistas o extremistas de derecha».
El miedo, según Borucki, es un sentimiento fundamental, existencial. «En este sentido, operamos a un nivel emocional, no a un nivel basado en hechos», indica.
El descontento con los políticos sigue siendo alto
Solo una cosa preocupa más a los alemanes que el año pasado: el creciente poder de los gobernantes autoritarios en todo el mundo. Esto, sin duda, también se debe a la investidura del presidente estadounidense, Donald Trump.
En la clasificación, el miedo a los gobernantes autoritarios, y en especial a las políticas de Trump, ocupa el quinto y sexto lugar. Hablando de políticos: si el estudio del miedo fuera una escuela, los políticos, tanto del Gobierno como de la oposición, apenas habrían superado el grado, con una nota media de 3,8, una muy ligera mejoría respecto al 4,0 del año anterior.
«No hay motivo para festejar, porque, igual que antes, mas de la mitad de la población en Alemania les ha puesto un ‘suficiente'», evalúa, Borucki. En el sistema escolar alemán, 3 equivale a «satisfactorio» y 4 es apenas «suficiente» (apenas aprobado).
«Eso es muestra, una vez más, de un profundo descontento. Y, en este sentido, los políticos están recibiendo un informe con una seria advertencia. Esto se aplica especialmente al Gobierno actual, afirma la experta: «Actualmente, no se ve confianza en que el Gobierno de Merz lidere a la población con profesionalismo y eficacia durante las crisis. En este sentido, es importante generar confianza».
Miedo al cambio climático pierde peso pese a catástrofes
Las preocupaciones por los desastres naturales y el cambio climático ocupan el puesto 15 y 16 respectivamente. Esto, a pesar del creciente número de desastres naturales, inundaciones, incendios forestales y sequías en todo el mundo. Sin embargo, la protección del clima tuvo un papel secundario en la campaña electoral nacional alemana y no es necesariamente una prioridad para el nuevo Gobierno.
A juicio de Borucki, el tema del clima ha sido desplazado de la agenda política en Alemania, y ha perdido algo de su poder movilizador debido a que el partido Los Verdes ya no está en el Gobierno. Pero eso podría cambiar rápidamente con catástrofes como lo fueron las inundaciones de 2021 en el valle del río Ahr, en el oeste de Alemania. Entre los encuestados jóvenes, de 14 a 19 años, el miedo al cambio climático está entre los tres primeros puestos.
En este panorama, sorprende que la tan lamentada división y polarización de la sociedad ya no atemorice tanto a los alemanes. El tema perdió un nueve por ciento en fuerza frente al año anterior. Ningún otro miedo disminuyó tanto.
Isabelle Borucki explica que la polarización se ha transformado en algo cotidiano: «La gente se ha acostumbrado a un estado de crisis y a una esfera pública plagada de conflictos. Se ha instalado un cierto grado de fatiga por la división social, de modo que los estados de división se aceptan y se adoptan como una condición permanente».
(CP/RML)
