
Juan Daniel Roa, recordado por su paso por Santa Fe, pero también por equipos como el Deportivo Cali o Alianza Petrolera, ha vivido un verdadero drama a raíz de una enfermedad que lo obligó a retirarse del fútbol profesional.
Desde niño fue diagnosticado con displasia de cadera, algo que no le impidió cumplir su sueño de ser jugador, sin embargo, este león dormido, se despertó y de una manera que ha hecho padecer al exfutbolista de 33 años.
“El dolor era más fuerte, perdía movilidad en la cadera derecha. Al ser futbolista profesional, eso es frustrante. Comencé a probar de todo: colágeno, glucosamina, remedios, menjurjes para los cartílagos, me hacía procedimientos de ácido hialurónico con plasma cada 6 meses, pero ya no me hacía lo mismo”, dijo en conversación con El Tiempo.
Desde hace aproximadamente ocho años, empezó a sentir dolores que no le permitían estar en su estado normal, incluso, no podía cumplir con sus entrenamientos habituales.
Ante la situación, se realizó tratamientos al punto de utilizar corticoides para aliviar el dolor. Pero tan grave era su dolor que tomó la decisión de operarse para reemplazar toda su cadera derecha por una prótesis que le daría la oportunidad de jugar por un tiempo más.
Debido a la actividad deportiva, esta prótesis se salió y se vio en la obligación de volver al quirófano, donde se le pusieron tornillos para evitar una nueva luxación.
Al ser cuestionado sobre cuánto era su dolor, Roa responde: ¡Diez. Era brutal!
“Llego el punto en el que no podía ni amarrarme los guayos, yo que era futbolista, ahí decidí mi primera operación”, dijo Roa.
Juan Daniel Roa, volante de Santa Fe.
Foto:
Archivo ETCE
Su paso por Santa Fe terminó y arribó a Alianza, donde todo empeoró. “Probé de todo, cannabis, analgésicos, me tomaba más de 20 pastillas diarias, y nada. Ponía mi salud en riesgo con tantas pastillas, pero por el deseo de jugar decía: ‘yo puedo, yo puedo’», relató.
Pero finalmente, el retiro fue su única salida y ahora, con tres cirugias encima, dice que ya parece «un Robocob».
Foto:
MAURICIO LEÓN/ETCE
Todo parece haber quedado atrás. “Gracias a Dios estoy superrecuperado, llevando una vida sin dolor después de prácticamente ocho años… Puedo hacer cosas como estar sentado, estar parado, todo de a poco, se necesita que la prótesis se adapte bien y pegue bien en el hueso, se necesita buena recuperación, no acelerar porque no quedaría bien”, complementó.
Finalmente, reconoce que no quiere alejarse del balompié. «Quiero seguir en el fútbol, estoy estudiando para ser técnico, para el próximo año empezar a dirigir… El fútbol va a ser mi pasión, es lo que amo», concluyó.