Las crecientes protestas estudiantiles contra una polémica reforma de cuotas para puestos de empleo gubernamentales se han convertido ya en los peores disturbios que se recordarán en Bangladesh, con más de 100 muertos en los últimos días.
El gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina impuso el toque de queda en todo el país y desplegó a las fuerzas armadas, en un intento por controlar una situación que se escapó de las manos policiales. La mayoría de los medios locales de comunicación no han podido actualizar sus ediciones en línea desde el jueves, luego de que las autoridades impusieran un corte de internet, así como de los mensajes de texto y las conexiones telefónicas.
“Riesgo de víctimas”
Harun Ur Rashid Swapan, corresponsal de DW, dijo el sábado 20 de julio que los manifestantes seguían manteniendo sus posiciones en distintos puntos de la capital, incluso después de que se anunciara el toque de queda. “El ejército y las fuerzas de seguridad tomaron posiciones allí, pero los manifestantes son muchísimos, existe el riesgo de que se produzcan víctimas si las fuerzas intentan dispersarlos”, señaló.
Samir Kumar Dey, otro corresponsal de DW, explicó que “la situación ha llegado a un punto en que los manifestantes no retroceden ni siquiera cuando les disparan”.
Los estudiantes salieron a las calles para protestar contra una orden de la Corte Suprema anunciada el mes pasado para restablecer las cuotas para los empleos gubernamentales, un sistema que ya había sido abolido en 2018 precisamente tras masivas protestas estudiantiles.
Según esta fórmula, más de la mitad de los puestos de trabajo en organismos públicos están reservados para grupos sociales específicos. Por ejemplo, el 30 % son para familiares de los veteranos que combatieron en la guerra de independencia contra Pakistán en 1971.
“La mayoría de los estudiantes quiere un puesto en el gobierno. La seguridad social es una de las razones”, dice a DW Lamia Rahman Supti, estudiante en la Universidad de Daca. La joven asegura que no ve ninguna lógica en reservar puestos para los nietos de las personas que combatieron hace más de medio siglo. A otros grupos, como las mujeres y los discapacitados, también tienen cuotas, pero mucho menores.
Los peores disturbios en décadas.
El periodista experimentado Harun Ur Rashid Swapan asegura que nunca había visto unos disturbios tan masivos y violentos. Según lo que recuerda, ninguna protesta se puede comparar con las actuales manifestaciones en magnitud, número de víctimas y ataques a propiedades estatales. Incluso los manifestantes lograron liberar a los presos de una cárcel.
Samir Kumar Dey recuerda otras dos manifestaciones en las últimas décadas. En 2006, cuando la actual primera ministra Sheikh Hasina era líder de la oposición, su partido organizó movilizaciones que derivaron en la caída del gobierno. Y en 2013, el grupo islamista Hefazat e Islam se manifestó en el centro de Daca, pero fue reprimido por las fuerzas de seguridad. “Ambos casos tuvieron lugar en zonas específicas de Daca”, dice Dey. “Yo nunca había visto algo tan masivo como lo de ahora”, apunta.
En la capital de Bangladesh, excepto en las zonas donde se desarrollan las protestas, las calles están prácticamente vacías, salvo por los soldados. “La gente no puede salir, las tiendas están casi todas cerradas. En algunos lugares han aumentado los precios”, cuenta Swapan, que apunta que los jornaleros se ven especialmente afectados, pues hace días que no pueden trabajar.
Ambos corresponsales de DW piensan que si bien la mayor parte de la población respalda a los estudiantes, empiezan ya a verse divisiones. “Una parte estima que está bien derrocar al gobierno, pero otros sostienen que no debería llegarse a ese punto por un problema como el de las cuotas”, dice Samir Kumar Dey.
Toque de queda y fin del sistema
La primera ministra debía comenzar este domingo 21 de julio una gira por España y Brasil, pero debía abandonar sus aviones por las protestas. En la medianoche del viernes entró en vigor el toque de queda y Hasina pidió a las fuerzas armadas que desplegaran soldados luego de que la policía se viera incapaz de sofocar las manifestaciones.
“No creo que el movimiento se limite solo al sistema de cuotas”, dice Swapan. “Se ha extendido en otras direcciones”, advierte. Poco después de la previsión del corresponsal de DW, la Corte Suprema de Bangladesh reestructuró el sistema de cuotas, haciendo caso a las exigencias de los estudiantes, a los que pedían regresar a clases. Una respuesta inicial del movimiento es que se mantendrían activos mientras ese cambio no se ve reflejado en los hechos.
(dzc/rr)
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