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En 25 años de siglo, las mujeres han podido llegar a espacios que antes les eran ajenos. La política, la ciencia y el deporte han visto un crecimiento exponencial de participación femenina en los últimos años. Sin embargo, las barreras que impiden su desarrollo y amenazan su seguridad, aún existen.
Lograr identificar a mujeres como Angela Merkel, Kamala Harris, Linda Caicedo o Serena Williams no es cuestión de azar. Asociar sus nombres a una disciplina o a un rol de poder, es el resultado de años de luchas que, finalmente, están dando frutos.
La transformación femenina ha crecido con el siglo y su impacto se ha hecho visible en áreas como la política, la ciencia y el deporte. Aunque en la actualidad más rostros femeninos participan en espacios en los que antes solían ser espectadoras, el avance ha sido lento y las barreras que impiden su desarrollo aún existen.
La llegada a las altas esferas de poder político
Durante este siglo el mundo ha presenciado cómo las mujeres han conquistado un espacio que solía ser ajeno para ellas: la política. El liderazgo femenino ha transformado gabinetes, parlamentos y comunidades, permitiendo que, por primera vez en la historia, diferentes países cuenten con una mujer como su dirigente.
En 25 años, las fiscales, científicas, activistas y políticas se han convertido en las nuevas cancilleres, vicepresidentas y presidentas. Un fenómeno mundial que, finalmente, se ha extendido a todos los continentes.
Al pensar en liderazgos femeninos, América destacará la llegada a la presidencia de Michelle Bachelet en Chile, Claudia Sheinbaum en México y la vicepresidencia de Kamala Harris en Estados Unidos. La argentina Cristina Fernández de Kirchner y la hondureña Xiomara Castro, también hacen parte de esta historia.
Asia recordará a Tsai Ing-wen en Taiwán, mientras que Japón se estrena con Sanae Takaichi. Por su parte, la Unión Europea destacará el liderazgo de Ursula von der Leyen, a la vez que Alemania, uno de sus miembros, no olvidará a Angela Merkel, su primera canciller.
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Sin embargo, aunque el siglo haya visto la explosión de más rostros femeninos en los espacios de toma de decisión, la paridad de género se mantiene como un objetivo lejano. Según estadísticas de la Unión Interparlamentaria, los hombres triplican a las mujeres en cargos ejecutivos y legislativos, a la vez que los más altos cargos de Estado en el mundo son ejecutados por hombres. A enero de 2025, únicamente 18 mujeres eran jefas de Estado y 16 jefas de Gobierno.
Las barreras sistémicas continúan siendo un impedimento en el liderazgo político femenino. Según estimaciones de ONU Mujeres, al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años.
Mujeres de oro en la ciencia y el deporte
El aumento de la participación femenina en el deporte y el reconocimiento que han adquirido permite que, en la actualidad, mujeres como Serena Willliams, Simone Biles, Aitana Bonmatí o Coco Gauff, no sean solo nombres, sino referentes para sus disciplinas.
Con el paso del siglo, los esfuerzos deportivos para avanzar hacia la paridad han sido visibles. Su mayor evidencia: los Juegos Olímpicos.
Las Olimpiadas de Sídney dieron comienzo al nuevo centenario. De los 10.651 deportistas participantes, únicamente el 32% eran mujeres. Cuatro años después, en Atenas, la cantidad de atletas femeninas aumentó a un 41%.
En Beijing 2008, 4.637 de 10.942 participantes fueron mujeres. En Londres 2012, la cifra aumentó a un 44%. Mientras que, en Río de Janeiro 2016, el dato de participación femenina no tuvo mayor variación.
La edición de Tokio 2020 se acercó a una cifra más equitativa al contar con 48% de mujeres deportistas. Pero fueron las Olimpiadas de París 2024, las que lograron el objetivo: por primera vez en la historia los Juegos Olímpicos fueron paritarios.
Las mujeres científicas no han tenido el mismo éxito. Mientras el deporte da grandes pasos hacia la paridad de género, la ciencia aún está rezagada.
Según la UNESCO, en la actualidad las mujeres continúan representando solo un tercio de la comunidad científica mundial. En países miembros del G20, solo el 22% de las mujeres ocupan puestos de trabajo en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Y así también lo demuestran las cifras históricas del galardón más prestigioso en estas áreas.
En las últimas 25 ediciones, solo tres condecoraciones han distinguido a mujeres por sus aportes en Física, cuatro en Química y siete en Medicina. En todos los casos, el reconocimiento ha sido compartido con otros colegas y únicamente la edición de química de 2020 fue destinada a dos científicas.
Las barreras y los prejuicios para aquellas mujeres que deciden optar por un camino en el deporte y la ciencia aún persisten y su eliminación continuará siendo un reto para superar durante este este siglo.
Amenazas a la salud, seguridad e integridad
La integridad de las mujeres en el mundo está bajo constante amenaza. La incapacidad estatal para brindar seguridad, luchar contra la violencia de género y garantizar servicios de salud seguros, pone en peligro a millones de mujeres cada día.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 45% de los abortos que se practican en el mundo son riesgosos. Datos del Center for Reproductive Rights demuestran que 60% de las mujeres viven en países en los que, en general, el aborto es legal. Mientras que el 40 % restante, se encuentra en lugares en los que las leyes aún restringen el acceso al procedimiento.
A pesar de las conquistas en materia de derechos sexuales y reproductivos, y los logros alcanzados en países como Colombia, Argentina y México, el aborto en el mundo ha sido víctima de retrocesos. En los últimos 25 años, Honduras, Polonia y Estados Unidos se han unido a la lista de países que han dado un paso atrás respecto a la legalización, mientras que 21 naciones aún mantienen la prohibición total del procedimiento.
Pero riesgo a morir no se encuentra únicamente en lugares públicos o en intervenciones médicas inseguras. El peligro también existe en la esfera privada. En este espacio, las parejas sentimentales y los familiares también son una amenaza.
Datos recopilados por ONU Mujeres dan a conocer que, durante 2024, 83.000 mujeres y niñas fueron asesinadas intencionadamente. El 60% de estos feminicidios fueron cometidos por sus familiares o parejas sentimentales. Las cifras representaron la pérdida de 137 vidas femeninas por día: en promedio una por cada 10 minutos.
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A pesar de los avances que estos 25 años han traído para las mujeres en la política, el deporte y la ciencia, aún existen retos y barreras sociales que no les permite seguir conquistando más espacios. La superación de los retos y la eliminación de las amenazas a la integridad de las mujeres continuará siendo un trabajo restantes para este siglo.
