Ultraprocesados causan inflamación crónica – Últimas Noticias

Ultraprocesados causan inflamación crónica – Últimas Noticias

En el mundo actual la alimentación moderna se ha visto invadida por productos que prometen conveniencia, pero que en realidad esconden un precio biológico elevado que altera el organismo de los seres humanos.

El consumo desmedido de alimentos ultraprocesados no solo introduce un desequilibrio nutricional, sino que actúa como un agente proinflamatorio constante, sentando las bases de la mayoría de las enfermedades crónicas no transmisibles.

Comprender esta conexión es esencial para desarmar la amenaza invisible que suponen estos productos para nuestro organismo.

Carlos Estrada, médico reumatólogo destaca que hay una relación directa de 70% entre la comida con la inflamación.

Destaca que el daño celular y la consecuente inflamación crónica se derivan de tres componentes clave presentes en altas concentraciones en los ultraprocesados: azúcares libres y refinados, grasas oxidadas y la disbiosis.

“Los ultraprocesados están cargados de azúcares añadidos, de manera que cuando se ingieren rápidamente, provocan picos bruscos de glucosa en sangre. Estos picos obligan al páncreas a liberar grandes cantidades de insulina y, con el tiempo, conducen a la resistencia a la insulina. Además, el exceso de glucosa se une a proteínas en un proceso llamado glicación avanzada que son altamente proinflamatorios y dañan los vasos sanguíneos y los tejidos”, dice.

Explica que esta carga glucémica constante es un disparador directo para la inflamación sistémica.

En cuanto a las grasas, detalla que muchos ultraprocesados utilizan aceites vegetales altamente refinados y modificados industrialmente. Estos aceites suelen tener una proporción muy elevada de ácidos grasos Omega-6 en comparación con los Omega-3.

“Si bien ambos son necesarios, un desequilibrio excesivo favorece la producción de moléculas que promueven la inflamación. Además, las grasas trans (creadas durante la hidrogenación) y las grasas oxidadas por el procesamiento industrial son reconocidas por el cuerpo como invasores, desencadenando una respuesta inmunológica inflamatoria”.

Disbiosis y barrera comprometida

El intestino es la primera línea de defensa inmunológica y los ultraprocesados lo atacan por partida doble. Primero, su deficiencia de fibra priva a las bacterias intestinales beneficiosas de su alimento (los prebióticos).

Segundo, aditivos como emulsionantes y edulcorantes artificiales han demostrado alterar la composición de la microbiota intestinal (disbiosis). Una microbiota desequilibrada lleva a que la barrera protectora del intestino se vuelva más permeable (el llamado intestino permeable). Esto permite que fragmentos bacterianos, como el lipopolisacárido (LPS), se filtren al torrente sanguíneo.

El cuerpo reconoce el LPS como una amenaza y monta una respuesta inmune generalizada, lo que se traduce en inflamación crónica sistémica y de bajo grado, el motor de condiciones como la obesidad, la diabetes y las enfermedades autoinmunes. Esta inflamación detona que la condición afecte a determinados órganos o tejidos específicos.

Inflamación crónica

Esta inflamación constante no es una enfermedad en sí misma, sino el puente que conecta el consumo de ultraprocesados con las Ecnt. Es el sustrato biológico para:
Enfermedades cardiovasculares. La inflamación daña el endotelio (revestimiento de los vasos sanguíneos), promoviendo la arteriosclerosis y la hipertensión.

Cáncer

La inflamación crónica crea un microambiente favorable para la mutación y proliferación celular.

Diabetes Tipo 2 y obesidad

La inflamación en el tejido adiposo exacerba la resistencia a la insulina, creando un círculo vicioso.

Trastornos neurodegenerativos

La inflamación del eje intestino-cerebro y la neuroinflamación se han vinculado con el Alzheimer y la depresión.

La elección entre alimentos ultraprocesados y alimentos no procesados es, fundamentalmente, una decisión sobre nuestra salud a largo plazo.

La solución es poderosa y está al alcance de todos, es priorizar los alimentos enteros, aquellos que la naturaleza nos ofrece en su forma más pura.

Favorecer una dieta rica en fibra, antioxidantes y nutrientes esenciales, podemos revertir la cascada proinflamatoria, fortalecer las defensas y evitar que la inflamación se propague en el cuerpo.

Dieta antiinflamatoria

La estrategia de salud más efectiva es revertir esta tendencia basando la dieta en los alimentos no procesados, que son naturalmente antiinflamatorios.

Especialistas recomiendan priorizar alimentos ricos en Omega-3 (pescados grasos), antioxidantes (bayas y verduras de hoja verde) y fibra (legumbres y granos enteros) ayuda a restablecer el equilibrio microbiano y reducir la permeabilidad intestinal y silenciar la cascada inflamatoria.

Es una elección consciente por la salud que pasa por abandonar el consumo rutinario de las formulaciones industriales.

También es recomendable comer tubérculos libres de almidón y tomar bebidas refrescantes como el agua de semilla de jamaica, cúrcuma y hojas de orégano en infusiones, al menos dos veces al día.

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