
La canonización de José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles fue un sueño cumplido para los habitantes de Valera, en el estado Trujillo. Por décadas, en esa ciudad cercana a Isnotú, donde nació el “médico de los pobres”, su devoción ha estado tan arraigada que, ya se le rendía culto sin ser todavía un santo. Ahora, que formalmente fue reconocido por la Iglesia católica, los trujillanos reciben con orgullo y alegría compartir gentilicio con el primer santo de Venezuela.
En la Catedral de Valera, ubicada frente a la plaza Bolívar, un arco blanco lleno de rosas y ofrendas florales, se corona con la imagen de José Gregorio Hernández, y su figura a pies del altar, contempla junto a la Virgen de Coromoto la oración que se realiza allí las 24 horas del día. Allí, Milena Hernández de Cordero acompaña al grupo de laicos que se encarga de preparar las misas y rosarios a diferentes horas. En entrevista para El Diarioindicó que los trujillanos, el acto presidido el 19 de octubre de 2025 por el papa León XIV fue la confirmación de un fenómeno en el que siempre creyeron.

“Para nosotros siempre fue santo. No es regionalismo, por tradición o tiempo, sino porque nosotros tenemos testimonios fervientes de su santidad, donde hemos vivido de verdad manifestaciones milagrosas de su intercesión ante nuestro Señor para la sanación de muchas personas”, declaró.
De generación en generación
Rosangela Hernández de González tiene un altar en su casa, y una de sus reliquias más preciada es una estampa de José Gregorio Hernández que perteneció a su abuela. Cuenta que desde que tiene uso de razón, la devoción por él ha estado presente en su familia, como una tradición vigente de generación en generación.
Afirma que su intercesión del santo su abuela se recuperó de un accidente cerebrovascular (ACV) a los 90 años de edad, y que se mantuvo lúcida hasta su último día, a los 93 años. Ese, y otros milagros registrados por su familia, le hacen considerar que Hernández merecía desde hace muchos años su lugar en los altares.
“Fue lo más ansiado por nosotros los trujillanos”, asevera. Sentada frente al altar, reconoce que la cercanía de Valera con Isnotú hizo que el culto por José Gregorio fuera más potente en la región, aunque con el tiempo se expandió por toda Venezuela, e incluso internacionalmente por la diáspora.
Fervor religioso

La ciudad de Trujillo, capital del estado, también celebró la canonización del nuevo santo. El 18 de octubre se inauguró allí la estatua más grande de José Gregorio Hernández existente hasta ahora, de nueve metros de altura, creada por el artista Josué Benjamín Figueroa. A su alrededor sigue la tierra removida de lo que será el parque homónimo del santo.
En la Catedral de Nuestra Señora de la Paz, frente a la plaza Bolívar, entre sus columnas de madera que datan del siglo XVII, un grupo reza el rosario mientras que en el altar reposa otra figura de José Gregorio Hernández. Allí también se hizo una vigilia en la que los feligreses vieron la misa del Vaticano a través de una pantalla.
Leida Ramos estuvo en esa ceremonia, que también contó con una misa especial, y sus ojos brillan al recordar la emoción de ver al papa nombrar a Hernández y Rendiles. “Fue algo maravilloso. Esperamos muchas cosas buenas y de ahora en adelante pasarán aún más cosas buenas. José Gregorio es nuestro, es nacido y criado acá, es paisano y estamos muy contentos toda la gente de Trujillo de que se nos diera ese gran milagro de su canonización”, expresa.
Procesión

Usualmente, todos los 26 de octubre se realiza una marcha de peregrinación desde Valera hasta el Santuario del Niño Jesús, en Isnotú, por el cumpleaños de José Gregorio Hernández. Esa tradición se adelantó este año, el 19 de octubre, por la ceremonia de canonización.
Estudiantes de Medicina, personas pagando promesa y hasta en silla de ruedas andaron por casi 17 kilómetros hasta el pueblo natal del santo, donde se celebró una misa multitudinaria. Hernández de Cordero fue una de las devotas que caminó por esa ruta, en la carretera de Sabana Libre, y destacó la energía de cada persona que participó llevando sus plegarias, pero también su gratitud con el santo por los favores cumplidos.
“Los que iban marchando no solo eran devotos, sino testimonios de sus milagros, y muchos de esos testimonios no son conocidos, pero la gran mayoría de la gente ha vivido milagros, pequeños o grandes”, agregó.
Precisa que el 26 de octubre, festividad nacional de José Gregorio Hernández, será una fecha clave en la que están previstas misas en las que celebrarán por primera vez al “médico de los pobres” y a la madre Carmen Rendiles. También el 1° de noviembre, Día de Todos los Santos, cuando habrá una misa de acción de gracias presidida por el Nuncio Apostólico, monseñor Alberto Ortega Marín.
Leida Ramos espera viajar a Isnotú ese día para celebrar formalmente. Agregó que ahora el pueblo trujillano y venezolano puede pedir por la salud de los enfermos, los ancianos y los niños. “Pedimos, primeramente Dios, para que nos ayude a salir adelante y para durar un tiempo más de vida”, apunta.
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