
El transfeminicidio de Sara Millerey no solo reveló la brutalidad y el odio que la población trans soporta en Colombia, sino que también destapó una furia acumulada de años de violencia, discriminación e impunidad. Su cruel asesinato ha encendido las calles de Medellín y otras ciudades, uniendo a la comunidad trans en una protesta que exige Justicia, garantías de seguridad y el elemental derecho a vivir.