- Autor, BBC Mundo
- Título del autor, Tecnología
Parece un avance de última generación pero la tecnología de reconocimiento facial, que permite que las computadoras respondan ante los rostros humanos, lleva décadas dando vueltas. Lo que sí es diferente ahora es el nivel de sofisticación de los programas, que ya aspiran a reconocer hasta tu estado de ánimo.
Pronto podrán, por ejemplo, discernir si estás prestando atención durante un curso a distancia por internet.
La mayoría de los sistemas de reconocimiento facial trabajan analizando la geometría de la cara, es decir la distancia y ubicación de las facciones, y la textura, que comprende colores y tonos.
Pero ambas propiedades pueden alterarse fácilmente. Un cambio de perfil, un sombrero, unas gafas, una barba, unas arrugas de más o una iluminación diferente podían confundirse fácilmente con una máquina.
“Gafas espía”
No sólo son las máquinas más tolerantes con una mala calidad de imagen, como la de los vídeos de las cámaras de seguridad. Además, ahora prestan un servicio cada vez más inmediato.
Según informa el corresponsal de la BBC Greig Watson, el departamento de Estado de Estados Unidos hizo recientemente un pedido de 500 “gafas espías” X6.
Quienes las usen podrán comparar las caras que están viendo con una base de datos de rostros, en tiempo real, mientras caminan por la calle.
Pero las aplicaciones en el ámbito de la seguridad son sólo la punta del iceberg e inevitablemente los avances en esta tecnología han generado grandes avances.
No hace falta colaborar
A diferencia de otras formas de identificación biométrica, como las huellas dactilares o los escáneres de iris, en la tecnología de reconocimiento facial no es necesaria la colaboración del individuo.
Tu rostro puede ser grabado en cualquier lugar. ¿Cuantas veces no habrá ocurrido ya? ¿Quién lo habrá hecho? y ¿para qué?
En Estados Unidos el FBI dispone de un programa biométrico integrado conocido como Next Generation Identification (NGI) diseñado, según las autoridades, para proteger la seguridad de la ciudadanía y de la nación.
Pero el grupo Electronic Frontier Foundation (EFF), que observa temas tecnológicos, dice que la base de datos NGI, que podría alcanzar los 52 millones de rostros para 2015, combinará imágenes procedentes de fuentes criminales con datos de fuentes no criminales, como historiales laborales.
La fundación también destaca los resultados de una investigación que indican que el reconocimiento facial se vuelve menos confiable cuanto mayor es la base de datos.
“Una amenaza para la privacidad”
Según la abogada senior de EFF Jennifer Lynch, “la tecnología de reconocimiento facial plantea amenazas críticas para las libertades civiles y de privacidad”.
“Las imágenes de nuestra cara pueden ser tomadas a distancia y de manera encubierta, además de repetidamente ya una escala masiva, mientras nos movemos en nuestro día a día por la esfera pública”, explica.
“Este tipo de seguimiento puede exponer detalles íntimos de nuestras vidas, detalles que no queremos que conozcan ni el gobierno, ni los cuerpos de seguridad, ni los comerciantes de información”, dijo.
Y son, quizás, los peligros comerciales de esta tecnología los que causan más preocupación, según Greig Watson.
Varias tiendas en Japón utilizaron sistemas pioneros con los que registraron información general sobre sus clientes, como la edad y el género, para armar una base de datos sobre quién compró dónde y cuándo.
Aunque sus ejecutores insistieron en que no combinaron esa información con una base de datos externa, admitieron que sí podían identificar a un cliente habitual.
¿Pero por cuánto tiempo resistirán las compañías la tentación de ir más allá?
Según Noel Sharkey, profesor emérito de Inteligencia Artificial y Robótica de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, “estamos poniendo herramientas en manos de autoridades que pueden expandir su alcance más allá de lo necesario”, advirtió.
Según el experto la tecnología del reconocimiento facial puede parecer benigna para algunas aplicaciones civiles y para agarrar a criminales peligrosos, pero la sociedad necesita urgentemente un debate público y discusiones parlamentarias con el fin de “regular esta tecnología mientras todavía nos queda un poco de privacidad” .
El siguiente paso: reconocer tu estado anímico
La publicidad dirigida a un individuo en particular ya es un hecho en internet, donde las páginas web habituales recuerdan lo que los usuarios compraron en el pasado y sugieren otros productos que puedan ser de su interés.
El salto desde el correo electrónico, el celular o la página web a un anuncio en la esfera pública está varios pasos más allá, pero no muy lejos.
En noviembre de 2013 la compañía Amscreen instaló en más de 500 gasolinas de Tesco en Reino Unido unas pantallas de publicidad que detectaban la edad y el género de los clientes antes de anunciar productos dirigidos a su segmento social.
“Una vez que especificamos que nada era grabado se calmó el furor y la sensación de que estaban siendo espiados, todos siguieron haciendo lo suyo”, dijo Mike Hemmings, director de marketing de Amscreen.
“Nuestro próximo paso es incorporar estados de ánimo, de manera que podamos verte y decir “estás feliz”, con lo cual es más probable que comprima este tipo de productos, o “estás triste” y el anuncio pueda reaccionar a tu humor”, Avanzó Hemmings.
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