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El martes, militantes islámicos atacaron un campo de entrenamiento militar y otros lugares de la capital de Mali, lo que desencadenó tiroteos mortales y el cierre temporal de un aeropuerto cercano antes de que las tropas pudieran dominar a los agresores, según informaron las autoridades. No se dieron a conocer detalles sobre las víctimas de inmediato.
Los militantes intentaron infiltrarse en la escuela de gendarmería Faladie en Bamako en un ataque inusual en la capital, lo que provocó una redada de tropas gubernamentales que luego pudieron “neutralizar” a los atacantes, dijo el jefe del Estado Mayor del ejército, Oumar Diarra, en la televisión nacional, sin dar más detalles.
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El ataque causó “pérdidas de vidas y daños materiales”, dijo un funcionario de seguridad a The Associated Press, pero no proporcionó cifras ni detalles. Al menos 15 sospechosos fueron arrestados, dijo el funcionario, que se encontraba dentro del campo de entrenamiento en el momento del ataque. Habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los periodistas.
Más tarde, los militares dijeron que los militantes también habían atacado otros lugares, pero no proporcionaron detalles.
El grupo militante JNIM, vinculado a Al Qaeda, se atribuyó la responsabilidad de los ataques en su sitio web Azallaq. Los vídeos publicados por JNIM en el sitio muestran a los combatientes incendiando un avión en el aeropuerto. El grupo afirmó haber causado “importantes pérdidas humanas y materiales”.
Esta captura de video muestra al personal de seguridad de Malí deteniendo a un hombre después de que el ejército de Malí dijera que un campo de entrenamiento militar en la capital, Bamako, fue atacado la madrugada del martes 17 de septiembre de 2024. (Foto AP)
Un reportero de AP escuchó dos explosiones en el área el martes por la mañana y vio humo salir de un lugar en las afueras de la ciudad donde se encuentran el campamento y el aeropuerto.
Poco después de los ataques, las autoridades de Mali cerraron el aeropuerto y el portavoz del Ministerio de Transporte, Mohamed Ould Mamouni, dijo que los vuelos se suspendieron debido al intercambio de disparos en las inmediaciones. El aeropuerto reabrió más tarde ese mismo día.
La Embajada de Estados Unidos en Bamako pidió a su personal que permaneciera en casa y no saliera a las carreteras.
Mali, junto con sus vecinos Burkina Faso y Níger, lleva más de una década combatiendo una insurgencia liderada por grupos armados, algunos de ellos aliados con Al Qaeda y el grupo Estado Islámico. Tras los golpes militares en los tres países en los últimos años, las juntas gobernantes han expulsado a las fuerzas francesas y han recurrido a unidades mercenarias rusas para obtener asistencia en materia de seguridad.
Desde que asumió el poder, el coronel Assimi Goita ha luchado para evitar los crecientes ataques de los yihadistas. Los ataques en el centro y norte de Malí están aumentando. En julio, aproximadamente 50 mercenarios rusos que viajaban en un convoy murieron en una emboscada de Al Qaeda.
Los mercenarios habían estado luchando principalmente contra rebeldes tuareg junto al ejército de Mali cuando su convoy se vio obligado a retirarse a territorio yihadista y fue emboscado al sur de la comuna de Tinzaouaten.
Sin embargo, los atentados en la capital, Bamako, son poco frecuentes.
“Creo que el JNIM quería demostrar que también pueden realizar ataques en el sur y en la capital, después de la batalla en el norte cerca de la frontera con Argelia, donde Wagner sufrió pérdidas”, dijo Ulf Laessing, director del programa Sahel de la Fundación Konrad Adenauer, que promueve la democracia.
En 2022, hombres armados atacaron un puesto de control del ejército maliense a unos 60 kilómetros de la ciudad, matando al menos a seis personas e hiriendo a varias más. En 2015, otro grupo extremista vinculado a Al Qaeda mató al menos a 20 personas, incluido un estadounidense, durante un ataque a un hotel en Bamako.
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El ataque del martes es significativo porque demostró que JNIM tiene la capacidad de organizar un ataque a gran escala, dijo a la AP Wassim Nasr, periodista e investigador principal del Centro Soufan.
Esto también demuestra que están concentrando sus esfuerzos en objetivos militares, en lugar de ataques aleatorios contra objetivos civiles, dijo.
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