¿Qué hacer: renunciar o rescatar lo que aún se pueda salvar? Son días decisivos para el Gobierno alemán de coalición que, a principios de diciembre de 2024, cumple tres años en el poder.
La realidad es que las convicciones políticas básicas del partido socialdemócrata SPD, de Los Verdes y del liberal FDP son demasiado diferentes. Se trata de dos partidos de izquierda, y de uno económicamente liberal.
El SPD y Los Verdes son partidarios de un Estado fuerte, que aplican políticas financiadas con deuda. El Partido Demócrata Liberal (FDP) apostó por lo contrario. Los temas que tenían en común al principio se agotaron rápido. El alejamiento actual entre los socios es grande y no existe la confianza necesaria.
Actuando por separado
La situación se ha agravado recientemente en cuestiones de política económica y presupuestaria. Desde que, hace aproximadamente un año, una sentencia del Tribunal Constitucional pusiera al Gobierno en dificultades financieras al declarar nula la reasignación de fondos de la pandemia hacia fondos climáticos, la coalición apenas encuentra puntos en común.
Alemania está en recesión y los ingresos fiscales han caído, lo que supone un agujero adicional en las ya de por sí ajustadas arcas estatales.
El canciller, Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), organizó una cumbre industrial con destacados empresarios, pero no invitó ni al ministro de Economía, Robert Habeck, de Los Verdes, ni al ministro federal de Hacienda, Christian Lindner, líder del liberal FDP, que organizó su propia reunión con otros representantes empresariales. Por su parte, Habeck reaccionó con una propuesta: crear un fondo soberano de mil millones de euros financiado con deuda para promover la inversión de las empresas.
El FDP pide un cambio de rumbo
El liberal FDP no puede admitir la propuesta de Habeck, pero Lindner parece no bastarle con vetarla. En un documento de varias páginas sobre política económica, pide un cambio de rumbo en la política gubernamental sin haberlo consultado previamente dentro de la coalición. El texto parece un programa electoral de política económica del FDP: pura doctrina liberal.
¿Está Christian Lindner provocando su propio despido? Las medidas que propone el líder liberal son inaceptables para el SPD y los Verdes, y además, contradicen lo acordado políticamente por la coalición.
Por eso, los socios de Gobierno hablan de provocación y se plantean que quizás lo que Lindner pretende es que lo expulsen de la coalición para sobrevivir políticamente de cara a las próximas elecciones. Ahora mismo, los índices de popularidad de la llamada coalición semáforo (por los colores de los respectivos partidos que la conforman) no pueden ser peores.
El canciller lucha por mantener la coalición
Pero, sin el FDP, el Gobierno que lidera el canciller, Olaf Scholz, dejaría de tener la mayoría en el Bundestag. Este hecho no significaría automáticamente que hubiera nuevas elecciones.
El SPD y los Verdes también podrían continuar como gobierno en minoría, intentando buscar mayorías cambiantes en el Bundestag para sacar adelante sus aviones.
Por su parte, la fuerza mayoritaria de la oposición, la del partido democristiano CDU/CSU, carece de posibles socios de coalición para formar una mayoría frente al SPD y los Verdes.
Scholz quiere evitar a toda costa una ruptura de la coalición. Desde el fin de semana mantiene conversaciones relacionadas con la crisis. El portavoz del Gobierno, Steffen Hebestreit, ha anunciado que, en los próximos días, están previstas varias reuniones a tres bandas entre Scholz, Habeck y Lindner.
“El Gobierno hará su trabajo”, fue la respuesta que dio Scholz a los periodistas cuando recientemente le preguntaron si su Gobierno era inestable. “Soy el canciller, se trata de pragmatismo y no de ideología”, dijo Scholz, que parecía visiblemente tenso.
El comité de coalición
Con estas conversaciones, el jefe del Gobierno quiere preparar el comité de coalición del miércoles 6 de noviembre, de tal manera que haya el menor número posible de sorpresas.
Por primera vez en mucho tiempo, los líderes de los tres partidos y sus grupos parlamentarios dialogarán en un marco en el que suelen explorar puntos en común y aclarar los próximos planos. El tiempo apremia, ya que el presupuesto para 2025 debe aprobarse en el Bundestag a finales de noviembre.
(ms/cp)
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