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En 1977, dos años antes de su muerte, John Wayne y todos los ganadores vivos del Oscar recibieron cartas escritas por The People’s Almanac.
Se le pidió a Duke, quien ganó el premio al Mejor Actor por True Grit en 1969, que enumerara sus cinco películas favoritas de todos los tiempos.
En quinto lugar quedó su comedia romántica irlandesa The Quiet Man, seguida en cuarto lugar por su western The Searchers.
Ambas películas fueron una colaboración del director John Ford y están consideradas dos de sus mejores películas.
Mientras tanto, en tercer lugar quedó Los cuatro jinetes del Apocalipsis, pero no está claro si Wayne se refería a la película épica de guerra muda de 1921 o al remake de 1962.
Dado que el remake fue un desastre crítico y comercial, supondríamos que se trata del original.
El segundo puesto lo ocupa la película más taquillera de todos los tiempos cuando se ajusta a la inflación: Lo que el viento se llevó, de 1939.
Pero para su película favorita, Wayne eligió un drama histórico de 1966.
La película número uno de Wayne de todos los tiempos es Un hombre para la eternidad, de Fred Zinnemann, que fue adaptada por Robert Bolt de su obra de teatro del mismo nombre.
La película sigue a Sir Thomas More (Paul Scofield), quien se negó a respaldar el divorcio de Enrique VIII (Robert Shaw) de Catalina de Aragón y a que el Rey se convirtiera en el Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra.
Un éxito de crítica y un éxito de taquilla, Un hombre para la eternidad ganó seis Oscar, incluidos Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor.
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