Fly Me To The Moon: Scarlett Johansson y Channing Tatum encienden la comedia romántica | Películas | Entretenimiento

Las estrellas más brillantes de la ágil comedia romántica del director Greg Berlanti basada en el alunizaje de 1969 no son las luminosas bolas de gas en llamas que arden ferozmente en el cielo nocturno y titilan alrededor del único satélite natural de la Tierra.

En cambio, el honor está reservado para la celestial pareja formada por los guaperas de Hollywood Scarlett Johansson y Channing Tatum en esta divertida comedia sobre el rodaje de un falso alunizaje. Crean sus propios fuegos artificiales con un cortejo deliciosamente anticuado y casto que recuerda a los duelos de sexos en las comedias disparatadas de los años 30 y 40.

El guión de Rose Gilroy está repleto de diálogos sinceros e ingeniosos que son el combustible del cohete y los dos protagonistas se encienden cuando se enfrentan verbalmente, como un director de lanzamiento de la NASA que se muestra tímido ante la publicidad y un ejecutivo de marketing de Nueva York que se muestra llamativo, puntuando las bromas juguetonas con miradas anhelantes. Los botones permanecen bien abrochados (Tatum está cómodo con un chaleco y un suéter durante la mayor parte de la película) y Berlanti nos hace esperar hasta bien entrada la segunda hora antes de que sus labios se toquen.

La historia documentada se envuelve en purpurina y se envía a una órbita que complace al público con un colorido elenco de apoyo para aterrizar de forma segura las frases ingeniosas.

Woody Harrelson y Jim Rash son los protagonistas. El primero disfruta claramente de su papel de agente de la CIA al que no le preocupan las formalidades sociales, mientras que el segundo es divertidísimo como director de cine ensimismado con un ego más grande que su currículum, que es contratado en secreto para filmar “una versión alternativa del alunizaje” con actores en un estudio de sonido en caso de que la cámara del Apolo 11 no transmita.

Fly Me To The Moon no supone un gran avance en el género de las comedias románticas, pero sí consigue esa combinación ganadora de encanto, humor y emoción sincera.

La guionista Gilroy se divierte mucho combinando hechos reales y ficción superficial. “A eso se le llama vender. No mentimos al cliente, cambiamos su forma de pensar”, afirma la vendedora de lengua plateada interpretada por Johansson. Tal vez sea otra tonta, pero estoy vendida.

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