El peligro para el medio ambiente de los petroleros rusos – DW – 31/10/2024

Todo salió bien: a mediados de octubre, los equipos de rescate lograron devolver sano y salvo el petrolero alemán “Annika” al puerto de Rostock, en el mar Báltico, frente a la costa de Mecklemburgo-Pomerania Occidental.

El barco, de 73 metros de eslora, se subió en medio del mar aproximadamente una hora después de zarpar de Rostock. Los tripulantes no resultaron heridos y el medioambiente no sufrió daños. Pero había una gran emoción, ya que era imposible dejar de pensar en qué habría pasado si la operación de rescate hubiera fracasado. Por si acaso, la zona marítima y el espacio aéreo fueron cerrados en una radio de tres millas náuticas alrededor del barco siniestrado.

Viajes diarios de barcos cisterna en ruinas

Según la organización ecologista Greenpeace, las costas alemanas del Mar Báltico están amenazadas casi cada día por catástrofes mucho mayores, sin que la opinión pública se dé cuenta.

Thilo Maack, biólogo marino y activista de Greenpeace, advierte que petroleros rusos en ruinas navegan cada día por el Mar Báltico, en aguas internacionales. Maack confirma a DW que Greenpeace ha presentado una lista de unos 200 buques que realmente necesitan ser retirados del servicio con urgencia.

“Utilizamos una lista de más de 4.000 petroleros antiguos y aplicamos criterios como estos: ¿han estado estos petroleros en el Mar Báltico en los últimos dos años y medio, o sea, desde el inicio de la guerra? Y observamos petroleros que miden más de 180 metros”, explica.

Resultado: 192 de ellos no estaban asegurados y habían viajado al menos una vez al Mar Báltico. Sus destinos suelen ser India o China. La llamada “Kadetrinne” por la que pasan los barcos, al noreste de Rostock, se considera la zona marítima más difícil y peligrosa del Mar Báltico. Sin embargo, según Greenpeace, la mayoría de las naves viajan sin apoyo ni guías locales.

Presión sobre los Estados bandera

Así pues, existe una gran preocupación por la región costera, y no sólo entre las organizaciones ecologistas. “La edad media de los petroleros es muy alta. Tienen entre 16 y 17 años. Están mal mantenidos, lo que implica que tienen muchos defectos técnicos. Pero, sobre todo, no están suficientemente asegurados. Ya tenemos varios cientos de barcos en la lista de sanciones, esta lista debe ampliarse y debemos intensificar la cooperación con algunos Estados bandera, como Panamá o Grecia”, explica a DW Daniel Schneider, presidente del grupo parlamentario sobre política marítima del partido socialdemócrata del canciller, Olaf Scholz.

Algunos Estados permiten que barcos extranjeros naveguen bajo su bandera sin examinarlos demasiado. Y en el futuro, esos países tendrían que prohibir que los barcos no aptos para navegar o que no estén suficientemente asegurados obtengan la licencia.

“Flota fantasma” evade sanciones

A Greenpeace le preocupa principalmente una cosa: los alrededor de 200 petroleros señalados ahora deben quedar sujetos a sanciones específicas por parte de la UE.

“Está claro: tan pronto como estos petroleros estén en la lista de sanciones, ya no se utilizarán para las exportaciones de petróleo ruso. Y eso es exactamente lo que necesitamos ahora”, dice Thilo Maack.

Thilo Maack, de Greenpeace.
Thilo Maack, de Greenpeace, pide nuevas sanciones de la UE contra los petroleros rusos en el Mar Báltico.Imagen: Gesche Jäger/Greenpeace

Las sanciones de gran alcance impuestas por los Estados occidentales y especialmente por la UE contra Rusia después del inicio del ataque a Ucrania, en la primavera de 2022, han afectado duramente a Rusia, pero los expertos estiman que, con el uso de su “flota fantasma”, Rusia no ha dejado de transportar ni una gota de su crudo al mundo.

En acciones a menudo atrevidas, parte de la carga incluso se reabastece en mar abierto para ocultar su origen. Según las estimaciones de Maack, Rusia ha invertido hasta ahora alrededor de 10 mil millones de euros en petroleros con problemas.

Rusia invoca una norma de hace casi 170 años

El trasfondo de esta peligrosa flota es la decisión de la UE, tras el inicio de la guerra, de sancionar las exportaciones de petróleo de Rusia. Mientras que el tráfico marítimo general en el mar Báltico ha disminuido desde entonces, la circulación de la “flota fantasma” ha aumentado en un 70 por ciento. La preocupación al respecto también crece en Dinamarca.

En verano, el Gobierno de Copenhague anunció que quería examinar si se podía restringir o incluso prohibir el tráfico de petroleros rusos. El Gobierno de Moscú insistió rápidamente en viejos acuerdos sobre libertad de navegación en aguas internacionales, como la Convención de Copenhague de 1857, que estipula que todos los estrechos daneses son libres para todos los buques mercantes. (rml/ms)

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