Es una mañana neblinosa y oscura de noviembre en Alemania, y más de veinte niños de una guardería en la ciudad de Colonia intentan invocar al sol: “Sal, solecito, caliéntame un poquito”, cantan en español. Pero pocos de estos niños de hasta seis años hablan este idioma. Sin embargo, lo aprenderán de esa manera lúdica en la kita (abreviatura de Kindertagesstätte)como se llama a las guarderías en Alemania.
La educadora boliviana Jessica Rojas Flores llegó a Alemania desde España y, para ella, el concepto bilingüe de la guardería “Tausendfüssler” (Ciempiés), es un modelo exitoso. “No les hablamos en español todo el tiempo, pero cantamos canciones en español y decimos palabras en español, como silla, mesa, plato. Las repiten y así aprenden. Algunos niños son muy empáticos y hablan más lento alemán conmigo cuando no entiendo algo” , explica a DW.
Entre el saludo de “buenos días”, y la despedida con un “adiós”, los niños incorporan un nuevo idioma y, así, las maestras aprenden también el alemán gracias al trabajo en la guardería. “Ayer me dijeron unos padres que su hijo estuvo contando o diciendo los colores en español. Y otra cosa que yo veo fenomenal del bilingüismo es que el niño también aprende a tener más estrategias a la hora de desenvolverse en cualquier situación de la vida diaria, puesto que aquí tienen que estar siempre intentando que nosotras les entendamos”, comenta la española Carmen Casares Naranjo a DW.
La peruana Cynthia Malca-Buchholz, vicedirectora de “Tausendfüssler”, impulsó el concepto bilingüe en 2013, y el grupo Fröbel, que administra la guardería, se mostró inmediatamente entusiasmado. Pero aún tiene que tranquilizar a algunos padres que piensan que aprender dos idiomas puede sobreexigir a los niños. Ella les dice que, por el contrario, la variedad de idiomas les abre puertas.
El modelo atrae a educadoras de España, en un momento en que en Alemania faltan maestras y maestras en todos los niveles. ¿Pero está Alemania alejando de ese modo a trabajadores cualificados de sus países, donde son necesitados con urgencia? Malca-Buchholz dice a DW: “No, porque muchas educadoras formadas en España o América Latina a menudo no encuentran trabajo, y tienen que trabajar como camareras. En Alemania, podemos ofrecerles esta oportunidad de ejercer la profesión para la cual han estudiado durante cuatro o cinco años”.
En Alemania faltan 125.000 educadores de nivel inicial
En Alemania faltan 430.000 plazas de guardería. Y 125.000 educadores de ese nivel inicial, lo que corresponde a dos pedagogos por guardería. La situación es dramática, especialmente en el oeste de Alemania, donde, por ejemplo, en septiembre, hubo unas 3.600 restricciones de servicio en las guarderías, un récord. Es decir, que todas esas veces, los padres tuvieron que ir a buscar a sus hijos más temprano, o dejarlos en otros grupos. En el peor de los casos, las guarderías se vieron obligadas a cerrar.
“¿Alemania se está quedando atrás en cuanto al cuidado infantil? Definitivamente sí. ¿Faltan criterios de calidad? ¡Seguro que también!”, afirma a DW Wido Geis-Thöne, experto en política familiar del Instituto de Economía Alemana en Colonia. “Y desde hace más de diez años los ciudadanos tienen el derecho legal a un lugar en una guardería para niños menores de tres años, lo cual no está funcionando a nivel político-administrativo. Si existe un derecho legal reclamable, entonces se debe poder ofrecer a cada niño una plaza”, subraya.
Crisis en guarderías ocasiona grandes pérdidas económicas
La crisis en las guarderías también provoca inmensos daños económicos. Según el estudio de Stepstone Padres que trabajan y más allá (“Padres que trabajan y más allá”), esos perjuicios ascienden a cerca de 23.000 millones de euros. Dado que la oferta de cuidado no es suficiente, podrían perderse alrededor de 1.200 millones de horas de trabajo por año. Algunas empresas reducen el horario de trabajo de sus empleadas y empleados, e incluso los despiden, porque a los trabajadores les faltan posibilidades para el cuidado de los niños.
Petición “Todo niño cuenta” obtiene firmas récord
Katja Ross, de la ciudad de Rostock, en el este alemán, inició una petición llamada “Todo niño cuenta”, que fue firmada por 220.180 personas, la mayor campaña de la historia por las guarderías en Alemania. Por ello, a principios de octubre se le permitió hablar durante una hora ante la comisión de peticiones del Parlamento alemán.
Ella y sus colegas exigen contar adicionalmente con profesionales expertos en la enseñanza de idiomas y en la inclusión, así como estándares mínimos vinculantes para la cantidad de personal y la ampliación de vacantes en las guarderías, para que cada niño en Alemania cuente con un lugar.
Pero la educadora se muestra escéptica acerca de que los 4.000 millones de euros que el Gobierno alemán destinará para apoyar a los estados federados en 2025 y 2026, a través de la nueva Ley de Calidad para Guarderías, sean suficientes.
“Cada euro que se invierte en la educación de la primera infancia se cuadruplica a largo plazo. Los niños que reciben un buen apoyo en las guarderías tienen más probabilidades de tener una cualificación educativa más alta, y eso, a su vez, tiene un impacto en el fondo de pensiones Pero, para lograrlo, se necesitan políticos valientes que piensen más allá de su período legislativo de cuatro años”, advierte.
(cp/rml)
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