otra masacre, sin fin de la guerra a la vista – DW – 30/10/2024

Durante días, el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR, o RSF por sus siglas en inglés) atacó varios lugares de la provincia de Al Jazira, en el sureste de Sudán.

Al final, según varios medios de comunicación, al menos 120 civiles murieron, mientras que otras fuentes hablan de cientos de muertes de civiles. Además, hubo numerosos heridos y, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 47.000 personas fueron desplazadas. Un informe de expertos de la ONU habla de posibles crímenes de guerra.

La masacre engrosa la cuenta de la brutalidad de una guerra que estalló en abril de 2023, en la que, hasta ahora, han muerto casi 25.000 personas. El conflicto estalló cuando el general Mohammed Hamdan Dagalo (también conocido como Hemeti), comandante de las RSF, se negó a transferir sus tropas al Ejército regular (Fuerzas Armadas Sudanesas, SAF) bajo el mando del general Abdelfatah al Burhan. La situación humanitaria en el país se considera catastrófica.

La masacre fue precedida por tensiones entre los comandantes de las RSF. Según fuentes locales, el 20 de octubre, Abu Aqla Kikl, un comandante de las RSF acusado de numerosos crímenes de guerra, cambió de bando: él y sus tropas desertaron al SAF. Las RSF lanzaron entonces una campaña de venganza a gran escala. Según los observadores, esto no sólo iba dirigido contra los desertores, sino también, y sobre todo, contra los civiles que vivían bajo su dominio.

Según un boletín de la ONG sudanesa Fikra para Estudios y Desarrollola venganza se dirigió inicialmente contra los habitantes de la parte oriental de la provincia, de donde es originario el propio Kikl. Las RSF merodearon la región durante días. “Maten a un joven Kikl antes de que crezca”, se dice que gritaron, entre otras cosas, las milicias. A sus ojos, los residentes son considerados “traidores”.

En la localidad de Tambul mataron a 300 personas en un solo día, el 22 de octubre, según el informe. El día anterior ya habían asesinado a unas 100 personas en la ciudad de Rufaa. También violaron a mujeres, secuestraron a numerosas personas y desaparecieron niñas. Y, en los días siguientes, saquearon más de 100 ciudades más de la región, continúa Fikra para Estudios y Desarrollo. Luego, continuaron su campaña de venganza en las zonas norte y central de la región de Al Jazira.

Combatientes menores de edad drogados

En principio, lamentablemente “este tipo de violencia no es nueva”, afirma Marina Peter, presidenta del Foro de Sudán y Sudán del Sur, en entrevista con DW. Atrocidades similares ya ocurrieron en la primera guerra de Darfur, a principios de la década de 2000. “También entonces se vivió una brutalidad terrible. Hubo personas quemadas, refugiados baleados, civiles torturados y violación masiva de mujeres”.

“Estos combatientes son muy jóvenes, algunos de ellos niños soldados. Las drogas, principalmente metamorfinas, son la razón por la que están completamente desinhibidos”, según la experta en Sudán.

“Las masacres de las RSF no solo buscan apropiarse de la tierra y la agricultura”, afirma Ahmed Esam, de la ONG Levantamiento de Sudán Alemaniaque, a pesar de la guerra y la violencia, sigue apoyando las preocupaciones originales del movimiento de protesta: la transición de un Gobierno militar a uno civil en Sudán. Estratégicamente, el objetivo de las RSF era intimidar a la sociedad civil e impedir que los civiles se unieran a las llamadas Fuerzas de Defensa Popular (PDF), un grupo paramilitar auxiliar del Ejército en la lucha contra las milicias de las RSF.

Puente después de un ataque aéreo al norte de la capital, Jartum, octubre de 2024.
Puente después de un ataque aéreo al norte de la capital, Jartum, en octubre de 2024.Imagen: Lv Yingxu/Xinhua/IMAGO

Acusaciones contra el Ejército regular

La fundación de las Fuerzas de Defensa Popular “también es irresponsable y arroja mucha luz sobre las acciones del Ejército”, subraya Esam a DW. “El Ejército moviliza a los civiles sin ofrecerles la protección adecuada. Les pide que se defiendan de las RSF y les da armas. Pero no tienen absolutamente ninguna posibilidad contra las experimentadas milicias. Y cuando estas atacan luego a los civiles, el Ejército no hace nada para protegerlos”, acusa el activista sudanés desde Alemania.

En general, el Ejército también actúa de forma “extremadamente brutal”, asegura Esam. “El Ejército utiliza principalmente su fuerza aérea. Sin embargo, esta no está equipada con armas de precisión, por lo que muchos civiles mueren en los ataques. En general, tengo la impresión de que el Ejército está tratando de subcontratar la guerra a terceros, especialmente a los civiles, que no tienen ninguna experiencia en esto, por lo que el Ejército es al menos parcialmente responsable de estas masacres”, opina Ahmed Esam.

Marina Peter coincide: “Cada vez más grupos se involucran en la guerra. Hace tiempo que se han formado milicias étnicas que luchan en uno de los dos bandos. También vemos milicias islamistas del entorno del exdictador Omar al Bashir, que están ganando fuerza de nuevo . También el servicio secreto envía milicias al frente. Así que la guerra se vuelve cada vez más confusa y las posibilidades de ponerle fin son cada vez menores.”

Pocas perspectivas de alto al fuego

Según un análisis reciente del grupo de expertos International Crisis Group (ICG), es probable que los combates se extiendan particularmente hacia el este y que grupos rebeldes de países vecinos -como Etiopía, Chad y la República Centroafricana- aumenten su apoyo a las partes en conflicto. Además, en vez de mediar, actores regionales e internacionales como Rusia y países árabes siguen apoyando a uno u otro oponente, lo que amenaza con prolongar aún más la guerra y deja pocas esperanzas de un alto al fuego, según el ICG. (rml/ms)

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