- Autor, BBC Mundo
- Título del autor, Tecnología
Durante dos años el estadounidense Evan Blass disfrutó de un estatus casi legendario en internet como rey de las filtraciones tecnológicas.
“Infame, prolífico, tristemente célebre soplón”, recuerda, son algunos de los adjetivos con que lo describieron.
Se los ganó con el sudor de su frente. Desde 2011 y en un mundo virtual competitivo y lleno de engaños, las revelaciones de Evan Blass llevaban siempre una especie de sello de calidad que capararon la atención de expertos, aficionados y periodistas de tecnología.
Desde su cuenta de Twitter @evleaks Blass expuso como nadie los secretos de la industria.
Por eso muchos de sus más de 185.000 seguidores no podían creer su tuit del pasado 3 de agosto.
“Todo lo bueno se acaba. Gracias por estos dos años increíbles. RETIRO”, escribió.
Así dio a conocer su inesperada decisión de retirarse. Ahora, en una entrevista exclusiva con la BBC, la primera que concede en cámara, Blass reveló cómo era su vida como informante profesional.
“Mucho trabajo”
Desde su casa en Filadelfia Blass va reuniendo información de su red global de contactos. Allí puede pasar hasta las 22 horas del día.
A Blass le cuesta moverse. Padece esclerosis múltiple y pasa la mayor parte de su vida en internet.
Además sufre de insomnio. Un trastorno que, según él, lo hizo más productivo.
“Hay mucho trabajo detrás de hasta las filtraciones más pequeñas”, le dijo a la BBC.
“Pero cuando lo ves en Twitter no lo parece. Parece que te llevó cinco minutos”.
Según el propio Blass, su carrera como informante tecnológico realmente dio un salto gigantesco en agosto de 2012, después de haber filtrado información sobre los modelos Lumia 820 y 920 de Nokia a través de su cuenta de Twitter.
Blass se niega a revelar cómo consigue toda su información, pero está claro que tiene informantes dentro de la industria.
Según dice, cuando publica algo pone las manos en el fuego no sólo por él sino también por sus fuentes.
“Es una gran satisfacción ver cómo algo que tú escribiste se extiende por el mundo”, dijo.
Amor y odio en la industria
Como era de esperar, algunos fabricantes se enfurecieron con sus filtraciones. Pero otros tuvieron reacciones sorprendentes.
“Las compañías siempre dicen que están descontentas con las filtraciones, pero eso no es verdad”, comentó en referencia a las “filtraciones controladas”.
“Más de una y más de dos me han dado material para filtrar”, admitió.
Según Blass, las compañías pueden generar mucho más interés sobre sus aparatos cuando se producen filtraciones.
“Cualquier filtración o noticia sobre un dispositivo esperado va a generar rumores”.
“Por ejemplo, he hecho bastantes filtraciones este año sobre el modelo G3 de LG. Así, en vez de conseguir los cuatro o cinco segmentos informativos que podrían haber logrado en torno al lanzamiento del teléfono, consiguieron 20 espacios informativos”.
Secretos desde las fábricas en China
En referencia a los futuros productos de Apple, que siempre generan mucha expectativa, Blass dijo que los datos de muchas de las partes ya se filtraron desde las fábricas en China donde se producen los teléfonos.
“El mayor riesgo de todos es que la gente que hace menos dinero, que son los trabajadores de las fábricas en China, probablemente reciban mucho dinero por revelar piezas o sacar información de la fábrica”, dijo Blass.
“Una foto de la pantalla de un iPhone que está por salir puede volverse muy popular, porque dice muchísimo sobre cómo va a ser ese teléfono”, explicó.
Un trabajo “sin futuro”
Pero el éxito que Blas alcanzó en las redes sociales no se tradujo en un salario estable.
“Fui la única persona que intentó hacer de las filtraciones un trabajo profesional”.
“Aunque no ganaba tanto dinero como en un empleo a tiempo completo, decidí hacerlo mi trabajo a jornada completa y trato de vivir del dinero que pude sacar de ello”.
Ahora, Blass reconoce que desde que no hace filtraciones duerme mejor.
@un_mundo_feliz
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