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Las autoridades británicas dijeron el jueves que se estaban preparando para la posibilidad de más disturbios, aunque aplaudieron los esfuerzos de los activistas contra el racismo y la policía que en gran medida sofocaron una ola amenazante de manifestaciones de extrema derecha durante la noche.
El primer ministro Keir Starmer hizo sonar la alarma tras una semana de violencia antiinmigrante que ha afectado a comunidades desde Irlanda del Norte hasta la costa sur de Inglaterra. Starmer habló con los periodistas en una mezquita en Solihull, cerca de Birmingham, donde los manifestantes cerraron un centro comercial el domingo.
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“Es importante que no nos demos por vencidos”, dijo Starmer. “Y es por eso que más tarde hoy tendré otra reunión (de emergencia) con las fuerzas del orden, con oficiales superiores de policía para asegurarnos de que reflexionamos sobre lo sucedido anoche, pero también para planificar los próximos días”.
La policía de todo el Reino Unido se había preparado para un desorden generalizado el miércoles por la noche después de que activistas de extrema derecha hicieran circular una lista de más de 100 sitios que planeaban atacar, incluidas las oficinas de abogados de inmigración y otros que ofrecen servicios a inmigrantes.
Vista general de personas reunidas para protestar contra una protesta antiinmigratoria de extrema derecha planeada en Walthamstow, Londres, el miércoles 7 de agosto de 2024. (Foto AP/Alberto Pezzali)
Pero esas manifestaciones no se materializaron porque la policía y los contramanifestantes llenaron las calles.
La gente salió en masa a proteger los centros de servicios de asilo y las oficinas de los abogados de inmigración portando carteles que decían “Bienvenidos refugiados” y coreando “¿De quién son las calles? Nuestras calles”.
El gobierno también declaró un incidente crítico a nivel nacional y puso a 6.000 policías especialmente entrenados en alerta para responder ante cualquier desorden. La policía dijo que las protestas y contraprotestas fueron en gran parte pacíficas, aunque se realizó un pequeño número de arrestos.
“La demostración de fuerza de la policía y, francamente, la demostración de unidad de las comunidades juntas derrotaron los desafíos que enfrentábamos”, dijo el Comisionado Mark Rowley, jefe del Servicio de Policía Metropolitana de Londres. “Todo transcurrió de manera muy pacífica anoche y se disiparon los temores de que se produjeran disturbios de extrema derecha”.
Pero las tensiones siguen altas después de que agitadores de derecha alimentaran la violencia al hacer circular información errónea sobre la identidad del sospechoso de un ataque con cuchillo que mató a tres niñas en la ciudad costera inglesa de Southport el 29 de julio. La última niña hospitalizada en el apuñalamiento ha sido dada de alta, dijo la policía el jueves.
Casi 500 personas han sido arrestadas en todo el país después de que turbas antiinmigrantes se enfrentaron con la policía, atacaron mezquitas e invadieron dos hoteles que albergaban a solicitantes de asilo.
Entre los detenidos había un hombre de unos 50 años, sospechoso de “incitar al asesinato”. El arresto se produjo después de que un concejal laborista local pidiera supuestamente que se “cortara el cuello” a los manifestantes de extrema derecha.
El Partido Laborista suspendió a Ricky Jones, quien presuntamente hizo el comentario en una manifestación en Londres el miércoles.
El gobierno se ha comprometido a localizar y procesar a los responsables de los disturbios, incluidas aquellas personas que incitan a la violencia en línea.
En un esfuerzo por disuadir a la gente de participar en futuros disturbios mostrando que los alborotadores enfrentarán una justicia rápida, se permitió el jueves el ingreso de cámaras de televisión al Tribunal de la Corona de Liverpool cuando el juez Andrew Menary condenó a dos hombres a 32 meses de cárcel.
Durante la audiencia, los fiscales reprodujeron un video en el que se ve a los alborotadores lanzando ladrillos a la policía y prendiendo fuego a los botes de basura. Uno de los sospechosos estaba en medio de un grupo que arrancó el parachoques de un vehículo policial y se lo arrojó a los agentes mientras los espectadores aplaudían.
“Me parece que había cientos de personas observando, como si se tratara de una especie de espectáculo nocturno de martes”, dijo Menary. “Todos deberían estar avergonzados”.
La asamblea legislativa regional de Irlanda del Norte celebró una sesión especial el jueves para responder a los disturbios. La ministra de Justicia, Naomi Long, dijo que la violencia y los ataques racistas de los últimos días “no reflejan” a la población de Irlanda del Norte.
“Tenemos que llamarlo por su nombre. Es racismo, es islamofobia, es xenofobia”, dijo. “Si vamos a abordarlo, tenemos que llamarlo por su nombre y tenemos que desafiarlo”.
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El gobierno también está considerando imponer sanciones distintas a la cárcel, incluida la prohibición de que los alborotadores participen en partidos de fútbol. La ministra del Interior, Diana Johnson, dijo a la radio LBC que debería haber consecuencias para los implicados en disturbios.
“Creo que se están considerando todas las opciones, para ser honesta, y tengo bastante claro que la mayoría de los clubes de fútbol no quieren que se vea a hooligans del fútbol y personas que cometen actos delictivos en las calles de las comunidades locales en sus gradas un sábado”, dijo.
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